sábado, 17 de julio de 2010

KIBBES DE ARROZ

Ingredientes

Envoltura externa: 1/2 kilo de carne picada, sin grasa

350 gr. de harina de arroz sin cocer

sal a gusto.

Relleno: 1/4 kilo de carne picada

1 cucharada de grasa

2 cucharadas de apio picado fino

sal, canela y pimienta a gusto.



Preparación

Picar la carne de la envoltura externa. Agregar el arroz y la sal a gusto y picar otras dos veces. Mezclar bien los ingredientes del relleno. En un plato mezclar un poco de aceite con gotas de jugo de limón fresco. Mojarse los dedos con esta mezcla y con la mezcla de la envoltura hacer bolitas de 2.5 cm, agujerearlas con el dedo y rellenarlas con 1/2 cucharadita del relleno. Cerrar apretando fuerte.

Los kibbes se pueden freír o cocinar en un caldo de carne.

Guefilte Fish

Ingredientes

1 1/2 kg. de carpa o merluza y trucha

2 huevos

2 cebollas picadas

3 zanahorias

2 cucharadas de harina de matzá

1/2 cucharada de azúcar

1/2 taza de agua helada

1 1/2 litros de agua

sal, pimienta negra a gusto



Preparación

Cortar el pescado en filetes y sacarle las espinas. Colocar en una olla la cabeza, las espinas, 2 tazas de agua, sal y pimienta negra y cocinarlo a fuego moderado.

Picar los filetes de pescado, agregarle las cebollas picadas y doradas, los huevos, el azúcar, la harina de matzá, el agua helada, sal y pimienta negra. Mezclar hasta obtener una masa homogénea y hacer bolitas. Colocarlas en la olla. Incorporar las zanahorias y cocinarlas 1 hora y media aproximadamente. Condimentar a gusto y continuar la cocción otra media hora.

Sacar las bolitas con una espumadera, disponerlas en una fuente de servir y decorar con rodajas de limón, zanahorias cocidas y hojas de perejil.

Los fundamentos del Judaísmo. Maimonides

1. El fundamento básico de la Torá.

Maimónides menciona que el conocimiento de la existencia de Dios es un precepto, siendo este concepto mencionado además en el Séfer Hamitzvot (Mitzvá 1): "El primer precepto consiste en que debemos saber que existe Dios, es decir, que sepamos que existe una causa primera que creó a todos los entes existentes...". Y también en la lista de los fundamentos de la Torá (Fundamento 1): "Saber que existe un Creador, es decir, que existe un ser perfecto por completo. Él es la causa de todos los entes existentes, y en El se mantiene la existencia de estos seres y a partir de Él proviene su mantenimiento"
Rabí Iosef Albo (cf. Sefer Haikarim, 1:3) plantea la pregunta sobre la definición exacta del término "principio", y lo define del siguiente modo: "El término principio se refiere a algo sobre lo cual se mantiene, o depende, algo; siendo que no tiene mantenimiento fuera de este principio. Del mismo modo que el tronco es un ente del cual depende el mantenimiento del árbol, y por lo tanto es impensable la existencia del árbol sin un tronco." La definición proporcionada por Albo nos remite a un sistema donde una entidad depende necesariamente de otra. Ahora bien, también a escala ideal la dependencia une un concepto con otro y los mantiene en relación de estricta necesidad lógica. Así los principios de la Torá representan conceptos que marcan los límites de la definición de la misma, y son por así decirlo los troncos sobre los cuales crece y se desarrolla el resto de conceptos que forman su corpus, tanto legal como filosófico.

No obstante, definir el concepto de fundamento de esta manera presenta dificultades, y el mismo Albo en su libro discrepa con Maimónides ya que, según la definición dada, muchos de los principios que formarían la base metafísica de la Torá, si bien son verídicos, su ausencia no implica de ningún modo la anulación de la Torá, tal como hemos dicho que la existencia de la Torá es impensable sin estas bases que la mantienen (cf. Albo, Ikarim 1:3 y 4 donde expone su propia definición específica, cf. además Abrabanel, Rosh Amaná cap. 3).

Abrabanel (op. cit. cap. 6) explica la opinión de Maimónides sobre el concepto en cuestión. Según su opinión existen tres diferentes términos con acepciones, que si bien son cercanas, no siempre son idénticas. La palabra "raíz" (cf. Séfer Hajinuj, en especial su estructura semántica) expresa el comienzo del florecer, la primera existencia, siendo que las ramas del árbol dependen de ella. Por otro lado "fundamento" indica el lugar donde una estructura o construcción está ubicada. Por lo tanto ambos términos sólo se pueden referir "a algo sobre lo cual se mantiene, o depende, algo; siendo que no tiene mantenimiento fuera de esto". No obstante, el término “principio", siendo que a veces se suele utilizar para expresar el concepto anterior, también indica alguna entidad o concepto especial, único en su género, a pesar que no represente la base o mantenimiento de otra cosa. Es decir que dentro del universo semántico de la filosofía judía, se ha utilizado este término para calificar a la materia, la forma de y al objetivo de algo.
Abrabanel acota además que Maimónides utiliza indistintamente los conceptos antes mencionados, lo que podría presentar un nuevo cuestionamiento de su sistema; por lo tanto enfatiza que en la exposición de los trece fundamentos de la Torá, hay algunos de ellos que son base y raíz propia (axiomas), como la existencia de Dios, y en cambio hay otros que son principios, es decir, ideas especiales de nivel superior, como por ejemplo la profecía. Ya que
Maimónides da diferente nivel de autoridad a sus principios, no es tan estricto en exponerlos con el encabezado correspondiente y lo describe a todos como "fundamentos".

Maimónides al final de su exposición de los trece fundamentos de la Torá, así como en Hiljot Teshubá (3:6), declara además la función teleológica de estos fundamentos, siendo que toda persona de Israel debe aceptarlos para ser considerado parte de la comunidad, y para poder ameritar pertenecer al mundo futuro: "Si una persona no acepta alguno de estos fundamentos en su totalidad, se excluye de la comunidad y reniega del Creador...". Abarbanel entiende de aquí que Maimónides no expuso sus fundamentos como mantenedores de la Torá, sino como mantenedores y bases del mérito futuro (cf. cap. 6).

El conocimiento de la existencia de Dios es un fundamento de la Torá de Israel, una base sin la cual los demás conceptos no tienen sentido; además representa una de los conceptos cuya aceptación es recompensada con el mundo futuro.

domingo, 9 de mayo de 2010

MANUSCRITOS HEBREOS ILUSTRADOS, LA EDAD MEDIA

Desde aquellas obras ejecutadas bajo la influencia del Islam (actualmente llamadas abstractas) hasta aquellas figurativas, todas ellas irradian y reflejan la vida espiritual de un pueblo, sus usos y costumbres, respondiendo a su visión mística y a las fuentes filosóficas que trataron de entender sus leyes universales.
Los Manuscritos Hebreos permiten apreciar el valor de la palabra (oral y escrita) mientras que su ilustración refleja con su lenguaje pictórico la devoción religiosa y forma de vida de dicho pueblo. Los judíos vivieron en pequeñas comunidades (ghetos) y se relacionaron en forma efectiva a través de sus representantes más distinguidos, con otras culturas sentando las bases de lo que se denomina la Cultura Occidental.
Los Manuscritos Hebreos Ilustrados revelan el “aquí y ahora” de un pueblo caracterizado por su vida errante durante la Edad Media, las influencias culturales recibidas y transmitidas en las diferentes etapas de su historia.
Dichos Manuscritos Ilustrados permiten confirmar el valor estético del hombre Judío de esa época, consolidando una expresión pictórica que se fue transmitiendo con la fuerza de la tradición y que se han reflejado consciente o inconscientemente en las obras pictóricas.
En la historia Judía existen dos comunidades importantes: Sefaradim y Ashkenazim siendo los primeros de origen Babilónico asociados al mundo del Mediterráneo y particularmente de la península Ibérica y Norte de África, su lengua madre era el ladino (español antiguo) mientras para los segundos, oriundos de Palestina, desde donde se dispersaron y luego se instalaron en poblaciones de Europa central Alemania y norte de Francia (Ashkenaz) y más tarde se radicaron en Europa Oriental (Rusia, Rumania,Imperio Austro- Húngaro), su lengua madre era el “idish” que se escribía con letras hebreas, existiendo pocas diferencias en la práctica de la religión entre ambas comunidades.

Los Manuscritos Hebreos Ilustrados de la Edad Media tuvieron su auge durante la dominación del Islam en los países del Medio Oriente: Egipto- Palestina, Yemen, Persia, como así también España y Portugal hasta los siglos XIV y XV donde residió la comunidad Judía Sefaradi; y en Europa occidental, específicamente en los siglos XIII y XIV en el norte de Francia, Alemania e Italia donde habitaron los Ashkenazim.
Son el reflejo de la forma de vida, usos y costumbres del pueblo Judío durante la Edad Media, desarrollados por sus representantes más significativos, entre los cuales se destacaron Filon de Alejandría, Maimónides y Abraham Abulafia entre otros, sentando las bases de una cultura, que a su vez recibió influencias de la griega a través de los filósofos del clasicismo helénico, de la cultura árabe y de la cristiana; interactuando recíprocamente. Las diferentes culturas vigentes en la Edad Media, la forma en que se relacionaron, ya sea activa o pasivamente, ejercitando un lenguaje expresivo y pictórico
Los Manuscritos Hebreos Ilustrados fueron producidos como reflejo de una concepción mística y filosófica que el hombre Judío medieval trató de interpretar y reproducir, constituyen un paradigma que el filósofo judío Walter Benjamín definió como Aura.
*ARTE HEBREO DESDE TIEMPOS ANCESTRALES
Aunque no hayan quedado evidencias de su existencia física el exponente artístico más importante registrado detalladamente en la Biblia lo constituye el Templo de Salomón, estableciendo un modelo de construcción que más tarde han tratado de reproducir en diversas oportunidades, pero que permite reconocer el valor estético del hombre Judío.
Otra evidencia, pero ya en época post-bíblica, lo establecen las pinturas murales en las paredes de Templos como el caso de Dura- Europos sobre el Eufrates, representando escenas de la narraciones bíblicas, que pudieron estar basadas en Manuscritos Hebreos Ilustrados y se reprodujeron como lenguaje expresivo del Judaísmo y Cristianismo, en la Edad Media. No se cuenta con evidencias concretas de la evolución histórica de dichos Manuscritos
La decoración de los Manuscritos se desarrolló en las portadas, separadores de libros o capítulos y al final de los documentos, mediante construcciones geométricas y filigranas de naturaleza abstracta (similar al arte abstracto desarrollado durante el siglo XX) como así también con representaciones figurativas de contenido simbólico y didáctico. Se puede afirmar que el libro de la Biblia utilizado en los templos siguiendo el ritual de las oraciones no fue ilustrado.
Dichas expresiones artesanales no sólo se manifestaban en los Manuscritos, sino que también se desarrollaron para adornar la cobertura de los Rollos de la Ley, en el bordado y confección de porta filacterias, del manto de rezos (Talid) mediante bordados con hilos dorados reproduciendo filigranas y ornamentaciones ejecutadas con una artesanía rayana en lo artístico y que se mantuvo a través de los tiempos.
La mayoría de los Manuscritos Ilustrados Hebreos fueron ejecutados en Oriente con piel de cabra o de becerro en estado fetal, lo cual los hacía muy costosos, mientras que en Europa eran de cuero de ovejas o cabra, los Manuscritos Ilustrados tenían aplicaciones de oro, ya sea en polvo, mezclado con ocre o amarillo, con pincel o alternativamente en hojas delgadas pegadas con yeso mezclado con minio y luego pulidos.
Las dimensiones de los Manuscritos Ilustrados no pueden definirse en forma generalizada, son de dimensiones pequeñas por ejemplo las Biblias de la comunidad Sefaradi son de 300x270 mm, la Biblia de Schocken existente en la Biblioteca del Instituto Schocken en Jerusalén es de 220x150 mm mientras que el libro de Relatos de oro (Golden Hagadah) existente en la Biblioteca del British Museum mide 247x195 mm.
Otro motivo a destacar, es la utilización de las formas de las letras del alfabeto hebreo, para permitir la aplicación de la “ley marco” y ritmo para su embellecimiento y decoración, ya sea con flores, estrellas, pájaros, figuras grotescas y otras representaciones rituales, con movimientos de tipo ascendente y descendente.
No hay letras mayúsculas al principio de las oraciones en la escritura hebrea, por lo cual los escribas no acostumbraban agrandar dicha letra, no obstante en los casos de su existencia se debió a la influencia de los ilustradores Cristianos.
Es necesario destacar la importancia del Escriba en la confección de los Manuscritos, no era él quien los decoraba. La importancia del documento residía en su contenido escrito, mientras que la composición, el aspecto estético de su presentación y motivos decorativos eran de valor secundario pero también de su incumbencia.
El escriba efectuaba la composición dejando espacios para la decoración; a veces sólo escribía las consonantes dejando los signos de puntuación y otras marcas a un asistente que hacía de “puntualizador” (escribía los signos de las vocales), la actividad del escriba era de orden individual, se transmitía de padres a hijos, no existían talleres de escritura al modelo Cristiano (scriptoria)
En la mayoría de los casos la identidad de los ilustradores no era conocida, su actividad no era considerada importante, algunas veces, encargaban dichos trabajos a talleres de ilustración foráneos y por eso se pueden encontrar en los Manuscritos Hebreos Ilustrados ejemplos de iconografía Cristiana donde la ilustración era producto del trabajo de un maestro con sus asistentes, que denotaban la acción de diferentes prácticas artesanales.

*CULTURA JUDEO- ARABE
El Islam desde sus inicios tuvo gran poder temporal. La mayoría de los Judíos de Oriente vivían en Babilonia, pero lo que allí les ocurrió puede resultar típico de sus experiencias posteriores en Egipto y España. Los gobernantes musulmanes no interfirieron con la vida interna de la comunidad Judía, quienes adquirieron un alto grado de autonomía, los Judíos tenían libertad de traslado y de empleo, y aunque no pudieron acceder a altos rangos políticos, sobresalieron en actividades administrativas y económicas, sobre todo alcanzaron elevados grados de elevación espiritual, para descollar en sus actividades literarias y de concepciones estéticas.
A pesar de rivalizar y del prejuicio que separaba a judíos de musulmanes, el hilo unificador fue la autoridad de un Dios exclusivo (monoteísmo). Aquí aparece una importante distinción, ya que mientras el islamismo y el cristianismo imperaron como religiones estatales el judaísmo no tenía una entidad nacional ni dominó ni ejerció el poder sobre otros pueblos, debiendo luchar por su integridad con las fuerzas del espíritu. La influencia del Islam se refiere a Egipto, Yemen, Persia, Siria, Palestina, España y Portugal.
Los recientes hallazgos confirman la habilidad de los Judíos para producir representaciones artísticas desde épocas remotas, pero se debe reconocer que hubo períodos regresivos como los tiempos de acción iconoclasta en Bizancio, durante el cual los Judíos no pudieron oponerse a dicho movimiento.
Lo esencial del arte musulmán radica en la arquitectura y la ornamentación, como medio de una gran riqueza decorativa. Abundan los temas con vegetales estilizados, especialmente las ramas de palmera y las composiciones geométricas, formando estrellas y polígonos varios en combinación con la decoración epigráfica, con series continuas, ininterrumpidas, ascendentes o descendentes con arreglo a ese sentido de lo infinito tan desarrollado entre los pueblos orientales.
La decoración fue utilizada para ilustrar los libros de medicina, astronomía y ciencias naturales, como así también diversos cuentos. Estos temas pictóricos son propios de la escuela de Bagdad. Persia fue el principal hogar de la miniatura musulmana, que a su vez recibió la influencia de la pintura India y China.
Para la época de la conquista musulmana, los judíos habían estado viviendo en Babilonia por más de 1000 años. Cerca de las orillas del Éufrates se desarrollaron dos grandes academias del conocimiento Talmúdico, Sura y Pumbedita, siendo el titular de cada academia elegido por sus rabinos primero, luego por la máxima autoridad de la comunidad y recibían el título de sabio (Gaón) entre ellos el que se destacó fue Saadia ben Iosef (882-942) mejor conocido Saadia Gaón que tradujo la Biblia hebrea al árabe, lo que nos indica el grado de integración social y económica de los judíos bajo el Islam y el fuerte influjo que desde esa época se ejerció sobre los ilustradores judíos para producir los Manuscritos Ilustrados por muchos años, aún después de la reconquista y expulsión de los árabes

*1 A mediados del siglo XI, la comunidad judía había salido de su ostracismo cultural y dependencia intelectual de la cultura oriental para comenzar la formación de una nueva sociedad a semejanza de Samuel ibn Nagrela, (aprox. 993-1056), Granada, fue el primero que se conoció con el nombre hebreo de nagid “príncipe” Samuel ha-Nagid combinando su apreciación a una cultura general, ciencias naturales, y refinada literatura que los indujo a un refinamiento de su estilo estético, desarrollo poético religioso, fidelidad al Judaísmo Rabínico, despertando un vivo interés en la teología y filosofía Judía. *1 Robert M. Seltzer Jewish People, Jewish Thought Pag.346 y 379 resp. Traducido del inglés por el autor del presente trabajo
Comenzó el desarrollo de la filosofía Judía, en la Edad Media, para dar respuesta en forma crítica y metódica a los cuestionamientos de los principios universales de la realidad, búsqueda de la razón en las causas primeras que justificaran el origen del Universo, por lo cual, la filosofía estaba basada en la fuerza de la lógica y racional respuesta a dichos cuestionamientos, sustituyendo imposiciones de la autoridad recibida por la fuerza de la tradición o de inclinaciones intuitivas.
La tendencia racionalista de la filosofía judía se inspiró en el clima intelectual que proporcionaba el pensamiento islámico. En su fase inicial se moldeó según los seguidores de Mu‘tazilismo Kalam. (Neoplatonismo), caracterizado por la doctrina de la emanación, es decir, el mundo y sus partes emanan de un primer principio y postula un número de elementos como el intelecto, alma, naturaleza, como los primeros que emanaron en el mundo, adhiriendo a la dualidad de cuerpo y alma.
El más importante representante de la filosofía árabe fue Averroes (Ibn Rushd, 1126-1198) mientras de parte de los judíos fue el filósofo Saadia ben Joseph, llamado Saadia Gaón (882-942), nació y se educó en Egipto, pero desarrolló su actividad en Siria e Irak, sentó las bases de la filosofía judía medieval: no existe conflicto entre la Razón y la revelación, es decir, entre la especulación filosófica y las enseñanzas del judaísmo tal como se revelan en la Biblia.
Mu‘tazilismo Kalam surgió en los círculos islámicos para los finales del siglo VIII para considerar la Unidad Divina y la justicia, considerando además al pecado y los valores del más allá de la vida, sin que pudieran desarrollar una filosofía sistemática para respaldar sus observaciones, fue la base de la concepción teológica de Saadia Gaon *2 “podemos probar que Dios existe y hay razones para concluir que el mundo tuvo un comienzo y un final en el tiempo”

*2En su libro Averroes y el Averroismo de Ernesto Renan en su primer capítulo - El Averroismo entre los Judíos- nos dice: “La filosofía árabe no ha sido, en realidad, tomada en serio más que por los judíos. Los filósofos han sido en el islamismo hombres aislados, mal vistos, perseguidos, y los dos o tres príncipes que los han protegido han incurrido en el anatema de los musulmanes sinceros.
Sus obras apenas se vuelven a encontrar más que en las traducciones hebraicas o en las transcripciones en caracteres hebreos, hechos para uso de los judíos. *3Ernesto Renán Averroes y el Averroismo (Ensayo Histórico) Titulo original en francés Averroès et Láverroisme Editoria Lautaro, Buenos Aires, 1946 Pag. 129
Toda la literatura de los judíos en la Edad Media no es más que un reflejo de la cultura musulmana, mucho más análoga a su genio que a la cristiana. La primera tentativa de teología racional, a la que va unido el nombre de Saadia, se realizó bajo la influencia árabe, manifestada en el siglo X en la Academia de Sura (cerca de Bagdad). La dominación musulmana en España produjo los mismos resultados. Jamás conquistadores, llevaron más lejos que los árabes de España, la tolerancia y la moderación hacia los vencidos.
Desde el siglo X, el árabe es la lengua común de los musulmanes, de los judíos y de los cristianos. Los matrimonios mixtos eran frecuentes, a pesar de la oposición del clero.” Los judíos en los siglos en que convivieron sobre tierras de España con cristianos y musulmanes, fueron un factor de progreso, de adelanto de las ciencias, de las letras, de la filosofía. A lo original de su aporte agréguese su fecundo papel de mediadores en el campo del espíritu. Fueron los intérpretes del pensamiento árabe, nutrido en aquella época de la tradición griega, ante los pueblos latinos. El encuentro de Israel con el Islam, bajo el cielo sonriente de España, constituye la más bella página de la historia de la dispersión judía, habiéndose consolidado una cooperación fértil entre judíos y árabes en los dominios de la filosofía, de la poesía y de la ciencia.
Maimónides fue uno de sus mayores exponentes, nació en la ciudad de Córdoba en 1135, lugar que sirvió de cuna de nacimiento de Séneca en el año 2 y de Averroes en 1126. Fiel al destino común de sus correligionarios su familia comenzó a deambular de ciudad en ciudad en España; debido al avance de los almohades (secta musulmana que desde el Norte de Africa invadió España) al atacar Andalucía produciendo igual infortunio a la Iglesia como a la Sinagoga.
En el año 1160 Maimonides y su familia se establecieron en Fez; allí Maimónides entró en relación con sabios mahometanos, que a su vez, le hicieron conocer versiones árabes de escritos de Aristóteles, teología, filosofía, medicina y las ciencias matemáticas incluso geometría y astronomía. Nuevamente, tuvieron que emigrar en 1165, dirigiéndose a Palestina primero y Cairo, Egipto después.
Su prestigio de médico creció rápidamente, hasta transformarse en médico de la corte del Sultán. En 1177, como Rabino fue reconocido como conductor de la comunidad Sefaradí, del Cairo. A los 55 años de edad, había terminado de escribir su Guía de los Descarriados. Aunque sus obras eran de concepción poética, consideraba la “poesía” un entretenimiento superfluo no apreciaba la música. Su sensibilidad estética fue alta como para recomendar los beneficios de lo bello para el tratamiento del espíritu agotado.
Falleció en 1204 a la edad de 70 años y su sepultura se encuentra en Tiberíades, Israel. Descolló como filósofo, sentando las bases racionales de los conceptos divinos, el mundo y el hombre a través de una síntesis de la religión bíblica y el aristotelismo. Si bien en la Biblia el método de razonamiento es afín con el platonismo, la modalidad intelectual desarrollada en un milenio de disquisiciones sobre las reglas legales se asemeja a la de Aristóteles. Anteriormente Filón de Alejandría vinculó la concepción de la divinidad del Antiguo Testamento con el Platonismo abriendo el camino del Neo-Platonismo, mientras que Ibn Gabirol fundamentó, en la época de la escolástica románica los principios de la filosofía judía, ejerciendo su influencia sobre la doctrina cristiana de Duns Scoto.
A comienzos de la escolástica, Maimónides ensayó una síntesis de Aristóteles y la Biblia, estableciendo concordancias esenciales entre los máximos pensadores de Grecia y la tradición bíblica, constituyendo las bases de la filosofía judía medieval.
En la Edad Media el desenvolvimiento del pensamiento judío y en particular la comunidad Sefaradí actuó en forma escrita y expresada en árabe para ser traducidas más tarde al hebreo, siendo su mejor exponente Salomón Ibn Gabirol (el pueblo de España lo honró con una estatua en la ciudad de Málaga) quién escribió La Fuente de la Vida (traducida al latín en 1150), tuvo una concepción Neo-Platónica y particularmente basada en Plotino acerca de la noción de la materia inteligible y de la voluntad divina.
Las ideas filosóficas y teológicas de Maimónides expuestas en su libro Guía de los Descarriados y de Abraham ibn Daud (siglo XII) ejercieron fuerte influjo en el pensamiento europeo, en su época y la posteridad. La Guía de los Descarriados presupone alta erudición en sus lectores, era inaccesible para el común de la gente. Trae reflexiones metafísicas en torno a la obra de los filósofos griegos, particularmente Aristóteles con consideraciones críticas para refutar los conceptos expresados por los Motecallemin (cultores de la filosofía ortodoxa en el pensamiento árabe) según coincidieran o no con principios contenidos en la Biblia y el Talmud. Con ese método buscaba una interpretación esotérica y no literal de lo escrito en la Biblia, y para lo cual se entregó a descifrar la escritura de los homónimos. Llegó a la conclusión, que la Biblia es accesible a todos, pero sólo aquellos que hayan alcanzado un alto desarrollo intelectual podrían valorar el sentido metafísico de dichas expresiones, para lo cual, el valor de lo escrito y la transmisión oral adquirieron gran relevancia en contradicción a la comunidad Caraíta (comunidad Judía que sólo aceptaban el Pentateuco escrito y no aceptaban la tradición oral, a diferencia de los seguidores rabínicos). Por ello, tratando de comprender al hombre medieval, podemos entender el alto valor que le asignaban a la palabra.
Maimonides coincidió con Aristóteles, en cuanto a la concepción de un universo esférico, con la tierra inmóvil en su centro. La materia estaba constituida de cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego pero ninguno de ellos se presentaba en estado puro, es decir, todos los estados de la materia resultan de la fusión de dichos elementos, que terminan en disolución, de allí el concepto bíblico: “a polvo retornarás” su mezcla da lugar a una composición resultante, que lleva el nombre del elemento que predomina.
Sin embargo, los cuerpos celestes no estaban sujetos a disgregación, no experimentaban cambio alguno, y sólo tenían movimientos circulares conformando cuatro esferas principales: la de la luna, la del sol, la de otros cinco planetas y la de las estrellas fijas, cada una gobernada por una inteligencia particular.
En el mundo sublunar los cuatro elementos realizan movimientos rectilíneos: tierra y agua hacia abajo; aire y fuego, hacia arriba. Estaba regido, a su turno, por una inteligencia, el intelecto activo, merced a la cual el espíritu pasa de la potencia al acto.
*4”El hombre, antes de pensar una cosa es inteligente; pero cuando ha pensado alguna cosa, como por ejemplo, cuando ha pensado la forma de esta madera, abstrayéndola de su materia y se ha representado abstracta (porque en eso consiste el intelecto), ha devenido en inteligente en acto. *4 Maimonides Guia de los Descarriados- Proyectos Editoriales Buenos Aires, 1989 Prologo de Leon Dujovne Pag. 52
El intelecto que ha pasado al acto, es la forma de la madera abstraída en el espíritu del hombre, porque el intelecto no es otra cosa, que el objeto inteligible. Comprenderás pues, que la cosa inteligible es la forma abstraída de la madera, porque el intelecto en acto no es otra cosa que lo que ha sido pensado, y la cosa por la cual la forma de la madera ha sido pensada y abstraída, y que constituye lo inteligente, es sin disputa, el intelecto que ha pasado al acto.
En efecto, la esencia de todo intelecto consiste en su acción y no puede ser que el intelecto en acto sea una cosa y su acción en otra, porque el verdadero ser del intelecto es la percepción. No debe pues, creerse que el intelecto en acto sea una cosa que existe por su lado, separadamente de la percepción y que la percepción sea alguna otra cosa (que exista) en él sino que (es lo que constituye el intelecto mismo y su realidad en la percepción, y por consiguiente, cuando tú pones un intelecto que existe en acto, pones por ese mismo hecho la percepción de un objeto pensado.
Pues siendo claro que la acción del intelecto consiste en su percepción, que es (lo que constituye) su verdadera esencia, sílguese de ahí que aquello por lo cual la forma de esta madera ha sido abstraída y percibida, a saber, el intelecto es el mismo inteligente; porque este intelecto es quién ha abstraído la forma y quién la ha percibido, y esa es su acción, a causa de la cual es llamado inteligente, intelecto, lo inteligente y lo inteligible son siempre una sola cosa, cuando se trata de un pensamiento en acto”

En reconocimiento de la profunda influencia que tuvieron en Maimónides los escritos de Aristóteles, una edición del siglo XIV de la Guía de los Descarriados muestra a un filósofo griego sentado en una silla cubierta de estrellas de David.
*5 Abba Eban
La introducción de los textos árabes en los estudios occidentales divide la historia científica y filosófica de la Edad Media en dos épocas perfectamente distintas. En la primera, la introducción de los textos árabes en los estudios occidentales tiende a satisfacer su curiosidad más que las áridas ruinas de la enseñanza de las escuelas romanas, cuyo carácter usual los salvó del olvido. En la segunda, todavía es la ciencia antigua la que vuelve a Occidente, pero más completa esta vez, en los comentarios árabes o en las obras originales de la cultura griega.
Al mismo tiempo y como medio de relación las traducciones del idioma árabe al latín cobraron ímpetu, prevaleciendo en los medios escolásticos de la Edad Media.
Las obras de Aristóteles fueron introducidas entre los latinos por la traducción de Miguel Escoto (aprox.1230).
En las postrimerías de la Edad Media, Averroes se encuentra cerca de Maimónides. En aquella época al primero, los filósofos Judíos lo llamaban “el grande”, “el más grande comentador de Aristóteles”, “alma e intelecto de Aristóteles”.
Naturalmente, los místicos judíos, al igual que los musulmanes y los cristianos, espiritualmente afines a ellos, no eluden el hecho de que la relación entre la contemplación mística y las manifestaciones fundamentales de la vida y del pensamiento humano son muy paradójicas. Veamos su relación con el fenómeno expresivo, inherente exclusivamente al hombre y su necesidad de expresarse. ¿Cómo es posible expresarse pictóricamente, como medio de contacto entre el individuo con lo divino? Al contrario de lo indicado en el segundo mandamiento.
No cabe duda de la necesidad del hombre de utilizar un lenguaje para expresarse, los judíos la adoptaron a través de un proceso, que los condujo a buscar un medio, una vía que permitía la conciliación entre lo religioso y su manera de sentir, por lo cual los rabinos comenzaron a aceptar la representación como medio de decoración, siempre y cuando lo reproducido no se convirtiera en objetos de adoración, de allí que con su simbolismo y alegoría llegaron a la Edad Media, por medio de expresiones heredadas desde la antigüedad y que en el caso particular de las Manuscritos Ilustrados tuvieron su esplendor, precisamente durante la Edad Media.
Dichos Manuscritos han sido un medio propicio para el intercambio cultural entre los pueblos: creando un mundo de relaciones y se transformaron en tierra fértil para el cultivo y desarrollo del arte pictórico en todas sus expresiones. Precisamente la relación e influencia de cada uno de ellos sobre los otros ha sido notable, el desarrollo de las concepciones filosóficas de Platón y de Aristóteles, llegaron como reflejos a esa época y determinaron en dicho crisol lo que actualmente llamamos la cultura occidental.

INFLUENCIA DEL HELENISMO
Los restos arqueológicos de sinagogas han sido motivo de hallazgos durante los últimos tiempos, los cuales permiten tener una buena idea de cómo era la arquitectura, pinturas y mosaicos de sus pisos y paredes, la influencia griega y la representación de motivos paganos.
Dichos descubrimientos sacaron a luz trozos de paredes que habiendo sido protegidos por la arena y bien conservados, dieron testimonio del material pictórico.
El fragmento representado en la fig.1 representa el Tabernáculo y otros elementos iconográficos, entre ellas un candelabro, con otros accesorios para los servicios de oración, pertenece a la 1ª Biblia de Leningrado, fue escrita en el año 929 por Salomón ben Buyaá, aparentemente en Tiberíades mientras que la portada de la fig.2 representa varios círculos alrededor de uno central representando la estructura abovedada del techo de un Templo prefiguradas con la técnica micrográfica, mediados del siglo XIV (originales en poder de la biblioteca del British Museum

*6 Los descubrimientos arqueológicos en Dura-Europos, el material pictórico, y en *8Beit She’arim, se ven complementados por inscripciones que demuestran el uso popular y difundido del griego como idioma coloquial empleado por la gente de esa época. Muchos judíos tanto en Palestina como en la diáspora estaban helenizados en lo que se refiere al idioma como así también las decoraciones.
Estas evidencias arqueológicas dan la pauta de la influencia helénica sobre la gente común en las masas urbanas y en particular en la población rural.
Es preciso hacer notar que las figuras de querubines habían acostumbrado a los judíos a la idea y práctica de incluir en sus lugares de culto representaciones de seres sobrehumanos, que si bien no fueron motivo de adoración tenían la función de servir de trono, actuar de mensajeros e intermediarios entre la voluntad divina y el mundo terrenal.
Por otro lado, los judíos del período helénico vivieron en un entorno en el cual las representaciones visuales de los dioses y de los poderes y funciones divinas estaban representadas en todos lados.
No cabe duda, que en el proceso de ubicar esos rasgos paganos en las paredes y pisos de la sinagoga de Dura-Europos (ejemplo típico de la influencia helénica) puede ser considerado una intrusión en las casas judías de culto representada en los Manuscritos Ilustrados.

En términos generales puede decirse que el arte judío, expresó visualmente sus ideas religiosas, aunque para ese fin utilizó durante cierta época, imágenes paganas, a pesar de existir opiniones generalizadas que aseveran la aversión de los judíos hacia el lenguaje pictórico y respaldadas por una fuerte tradición oral como expresión de sus principios. Se puede decir que el estilo Judío no emergió en forma independiente durante la Edad Media, estuvo íntimamente relacionada con otras culturas y sociedades recibiendo y transmitiendo su influjo a través del tiempo.
Filón de Alejandría (25 a. J.C.? 50 d. J.C.) vinculó la concepción de la divinidad del antiguo Testamento con la filosofía de Platon: el concepto del alma, la concepción Platónica vinculada al mundo de la percepción respaldada por la inteligencia a través del:
NOUS ESENCIA ESPIRITU MUNDO IDEAS
La doctrina de las Ideas, que había surgido como filosofía de la razón humana, se transformó casi en una lógica del pensamiento divino.
Producir y albergar Ideas se convirtió casi en un privilegio del espíritu Divino, y en el caso de estas imágenes, originadas y encerradas en Dios, fueron pensadas en relación con el hombre, eran más bien objeto de una visión mística que de conocimiento lógico o de creaciones figurativas. Tomás de Aquino en una disertación sobre el concepto de Idea, recogió el ejemplo aristotélico, citado ya por Filón y Plotino “La forma de las cosas que han de ser creadas deben tener un arquetipo (similitudo) en el que crea. Y como el mundo no ha surgido por casualidad, sino que fue creado por Dios gracias al intelecto activo, necesariamente ha tenido que preexistir en la mente divina una forma, a cuya imagen y semejanza fue creado el mundo”. En esto consiste la esencia racional de la Idea. Para el pensamiento medieval era indiscutible que el artista conformaba su obra, no según una idea metafísica en el verdadero sentido de la palabra, sino que según una representación interior preexistente a la propia obra
Así, la filosofía medieval interpretó el proceso de la creación artística no como si quisiera exaltar la obra de arte, sino más bien para facilitar la comprensión de la esencia y del obrar del espíritu divino o en algunos casos, para posibilitar la solución de otros problemas teológicos.
Nació la filosofía de los judíos al contacto de la helénica. Filón de Alejandría procuró conciliar las ideas de Platón con el pensamiento bíblico y su significación en la cultura de Occidente.
* Los Manuscritos Iluminados en el ISLAM
Existe una gran cantidad de Manuscritos Iluminados de Biblias de origen oriental, aunque han perdurado otros documentos como los contratos de matrimonio (Ktuvot), libros de oraciones para el servicio religioso de diferentes festividades, etc.
Con respecto a las Biblias Iluminadas, muy pocas fueron producidas como Manuscritos y salvo raras ocasiones se puede apreciar la existencia de un colofón que acredite el nombre del escriba, la fecha, lugar de ejecución y nombre del cliente para quién fue realizado, Fig. 3 y Fig.4.Los dos manuscritos (siglo XI) aquí representados corresponden a la colección Fircovitch de Leningrado, ambos eran portadas de textos Bíblicos y fueron encontrados en la Sinagoga de Fostat, Cairo.
Los Manuscritos fueron sacados de su destino original por Fircovitch, cuando visitó El Cairo en 1865 y llevados a Chufut-Kale en Crimea y más tarde vendidos a la Biblioteca Imperial de St. Petersburgo. Este manuscrito fue escrito en el año 929 por Salomon ben Buyaá, aparentemente en Tiberíades, mientras que el agregado de notas del ritual fue hecho por su hermano, años más tarde (Enciclopedia de la Historia Judía)



En la Biblia Hebreas de origen español fue representada como símbolo de esperanza de su inclusión en el futuro Tercer Templo de Jerusalén.
El candelabro y accesorios reproducidos con aplicaciones de oro, remarcados con compartimentos de colores azul y rojo crean un efecto espacial.
Por otro lado existe el valor de lo alegórico, es interesante definir, por su trascendental importancia desde el punto de vista filosófico y místico, los conceptos según palabras de Gershom Shalom
“La alegoría consiste en una red infinita de significados y correlaciones en la que todo puede convertirse en una representación de todo, pero siempre dentro de límites del lenguaje y de la expresión. En este sentido, se puede hablar de inmanencia alegórica. Lo que se expresa por y en el signo alegórico es, en primer lugar, algo que tiene su propio contexto significativo, pero que, al volverse alegórico, pierde su propio significado, y se convierte en vehículo de otra cosa. En realidad, la alegoría surge, por así decirlo, de la brecha que se abre en ese momento entre la forma y su significado. Ambos han dejado de estar indisolublemente unidos; el significado ya no se limita a esa forma particular, ni la forma a ese contenido significativo particular. En suma, lo que aparece en la alegoría es la infinidad de significados que acompañan a toda representación” *9 Las Grandes Tendencias de la Mística Judía de Gershom Shalom Fondo de la Cultura Económica Página 34
La alegoría constituía, como hemos dicho antes, una preocupación permanente en los kabalistas, pero no era en ese punto en el que diferían con los filósofos.
Tampoco era el fundamento principal de su fe ni de su método. Debemos buscar este fundamento en la atención que le prestaron al símbolo: una forma de expresión que trasciende radicalmente la esfera de la alegoría. En el símbolo místico, una realidad que para nosotros no está por si sola dotada de forma ni de
contorno se vuelve transparente y de alguna manera, visible a través de otra realidad que recubre su contenido con un significado visible, por ejemplo: la cruz para los cristianos; el candelabro y los iconos rituales del templo, para los judíos.
*El códice más completo y antiguo de la Biblia Hebrea
El códice es una de las formas que adoptó el libro en la antigüedad. La palabra deriva del latín caudex (tronco de árbol).
Se trata de una nueva forma del libro, que en tiempos de los romanos utilizaron el pergamino como el papiro para la confección de los códices
El códice de Leningrado ocupa un lugar relevante entre los miles de Manuscritos Hebreos dispersos en Sinagogas y bibliotecas del mundo, que se han preservado a lo largo del tiempo.
Se lo denomina de dos maneras diferentes: Códice del Cairo, de acuerdo al lugar donde fue copiado o Códice de Leningrado de acuerdo a la ciudad y biblioteca en que fue preservado. Actualmente en la Biblioteca Estatal Pública de St. Petersburgo, en la famosa colección Fircovich.
Este códice ha sido escrito sobre pergaminos de cuero de cabra, de grueso espesor y consta de 491 folios. Cada folio mide 27x30 centímetros escritos con tinta negra, incluye notas para la vocalización y todas las reglas para su correcta lectura. Fue escrito en Junio 1010, en la ciudad de Cairo por el escriba Shmu’el ben Ya’aqob para Meborak Ha-Kohen ben Natan’el.
La ilustración del Códice de Leningrado es un extraordinario ejemplo de la expresión pictórica judía del Medievo (hay una copia en la biblioteca del Seminario Rabínico Latinoamericano, de Buenos Aires, reciente adquisición) incluye 16 Manuscritos Ilustrados decorados en oro, azul y con ornamentos pintados de color rojo, como así también con escritura ritual en micrografía (folios 473v-479r, 488v-490r).
Es muy probable que la parte micrográfica fue escrita por Shmu’el ben Ya’acqob, mientras que no se conoce el nombre del autor de las ilustraciones, no obstante se reconoce que dicho artista iluminó los Manuscritos del Pentateuco para la Sinagoga Caraíta de Cairo.
La importancia del documento se encuentra en la escritura, con expresiones cuyo sentido se ha querido resaltar, los elementos decorativos pintados con tinta negra sobre fondo de oro se adaptan a ley de marco, hay un efecto de ritmo en la figura, no hay representaciones figurativas, las decoraciones son secundarias y subrayan con sus distintas formas la importancia del texto, los marcos circundantes en rojo, demuestran la idoneidad del ilustrador para producirlos, dan la impresión de haber sido hechos de mano alzada, sin elaboración previa, no se sabe si el tiempo decoloró la tinta, pero hay lugares reforzados con tinta roja, es muy probable que el letrista de la micrografía en su actividad haya precedido al ilustrador pero ambos actuaron con visión estética.

*CULTURA JUDEO – CRISTIANA
La influencia de Maimonides se manifestó en diversas corrientes de la filosofía, siendo la primera sobre los representantes de la filosofía religiosa judía a partir del siglo XIII; en segundo lugar sobre la escolástica cristiana y finalmente sobre la filosofía moderna.
Averroes, Maimonides y Santo Tomás de Aquino ocupan situaciones similares en la historia del pensamiento islámico, judío y católico, respectivamente. El análisis prolijo de dichas obras, efectuado con criterio comparativo, permite señalar los elementos diferenciales de los tres credos que cada cual procuró sintetizar dentro de las líneas comunes de la filosofía de Aristóteles.
Santo Tomás de Aquino tomó y elaboró en conformidad a los principios de ordenación y armonía propios de la teología cristiana. El libro Guía de los Descarriados fue traducido al latín en el siglo XII y Sto. Tomás cita a su autor como “Moisés el Egipcio” unas veces y otras como “Rabi Moisés”.
Coincide con el doctor de la sinagoga en la interpretación racional de la Biblia y en la doctrina concerniente a problemas fundamentales de Teología. Maurice de Wulf, profesor de la Universidad Católica de Lovaina, hace referencia a la vinculación de Sto.Tomás con Maimonides al ocuparse de la obra de éste último:
“El objeto supremo de la metafísica es Dios. Maimonides prueba su existencia de la manera de los filósofos Alfarabi y Avicena mediante el argumento del primer motor y por la distinción de lo posible y de lo necesario, dos pruebas que toma de sus predecesores y que apoya sobre “veintiséis proposiciones de los filósofos” extraídas de la física y de la metafísica de Aristóteles y en correspondencia de las “cinco vías” de Sto. Tomás. Fue médico muy famoso en todo Oriente; su Canon de Medicina, traducido al latín en el siglo XII, se consideró texto fundamental en todas las facultades Occidentales. Escribió más de 100 obras sobre diversos temas, pero se dedicó especialmente al estudio de la filosofía Aristotélica.
Esta le llevó a definir las relaciones entre el ser de una cosa y su esencia y las relaciones entre posible y necesario. En el universo, dice Avicena, hay un ser absolutamente necesario, en el que coinciden esencia y existencia: Dios existe después de lo posible, que recibe de lo <> la necesidad de su ser (por ejemplo: el alma humana), y en fin, lo simplemente posible, que está sujeto a perecer. El universo es eterno porque Dios, absoluta necesidad, no hubiera querer primero y luego no querer su existencia. De esta forma falta a la metafísica de Avicena la nota que caracteriza la metafísica cristiana, en la que la creación es un acto de la voluntad divina.
Avicena se perfila con una doctrina que será muy debatida en la Edad Media y el Renacimiento: la doctrina de la unidad del intelecto activo. La operación<< activa>> por la que se llega a la esencia del objeto conocido no puede realizarla nuestro intelecto activo único, el divino, prácticamente piensa en nosotros y por nosotros.
Emile Saisset afirma: “Maimonides es el precursor de Sto. Tomás, y en la Guía de los Descarriados anuncia y prepara la Summa Theologie”.
Bonilla y San Martín señala a su vez, las relaciones entre el gran sistematizador del catolicismo y el filósofo judío. Igualmente en Alberto Magno se advierte el influjo de Maimónides, lo mismo que en otros pensadores cristianos, coincidiendo en algunos puntos, disintiendo en otros. Así como su obra sembró semillas en el vasto terreno teológico, en otros casos surgieron discrepancias, por ejemplo, con los Motecallemin “han cometido el error monstruoso y violento, sobre el que han edificado su falso sistema, relativo a la distinción de lo necesario, de lo posible y de lo imposible, error que los ha conducido a pensar y hacer pensar que con todo lo que es representado en la imaginación es posible, ignorando que esta facultad asocia cosas cuya existencia es imposible”
Maimónides recomendaba a aquellos que sufrían tristeza o pesar *15 “si está atacado de melancolía la arrojará escuchando cantos o diferentes clases de música, recreándose en los jardines y en los edificios hermosos y admirando las obras de arte o mediante distracciones análogas que serenan el alma y disipan los pensamientos tristes. Y en todo esto procurará la salud de su cuerpo y el fin de la salud será adquirir ciencia” y agrega:
“Y como el cuerpo después de haber cumplido tareas penosas, experimenta lasitud y debe, por consiguiente, tomarse reposo y permanecer tranquilo para recobrar el equilibrio, así debe también el alma reposar y ocuparse del placer de los sentidos. Contemplará, por ejemplo, cuadros y otras cosas bellas que le librarán de su fatiga como dicen los sabios (rabinos- doctores de la ley):
Cuando los doctores estaban fatigados del estudio, decían palabras placenteras. Bajo este punto de vista se puede admitir que los cuidados aportados para pintar y adornar los edificios, los vasos y los vestidos, no son ni cosas malas ni acciones fútiles”. *13, 14,15 y16 Maimónides Guía de los Descarriados Pág. 89, 63,106 y 108 respec.
Estas recomendaciones en el siglo XII se corresponden con el estímulo que bajo el influjo de Maimónides pudieron tener los ilustradores de los Manuscritos Hebreos y son coincidentes con la visión estética del hombre de la Edad Media, incluso el cristiano. Después de examinar las coincidencias y discrepancias entre Sto.Tomás y Maimonides, Bonilla y San Martín dice:
*17 “Es indiscutible, por tanto, que el Angel de las Escuelas hacía frecuente uso de la Guía y que este libro le merecía singular atención. Si se exceptúa el Antiguo Testamento, ninguna producción de la literatura hebrea influyó más en la doctrina del Príncipe del Escolasticismo que la obra del que el mismo Sto. Tomás llama “Moisés el Egipcio” V.Bonilla y San Martín Historia de la filosofía española, Madrid,1912 T II pag.140 *17 Maimonides Guía de los Descarriados Pag. 63
*18 “Todas estas afirmaciones encuentran en la temperie intelectual de la Edad Media una traducción en términos bastante más enfáticos, tanto en virtud de un natural componente cristiano de amorosa adhesión a la obra divina como de componente, neoplatónico” “ que nos permite además introducirnos en el concepto medieval de la estética (no desde el punto de vista contemporáneo, siglo XXI) sino de aquel momento.
“Entendemos, pues, por teoría estética cualquier discurso que, con algún intento sistemático y poniendo en juego conceptos filosóficos, se ocupe de fenómenos que atañen a la belleza, al arte y a las condiciones de producción y apreciación de la obra artística; a las relaciones entre el arte y la moral, a la función del artista; a las nociones de agradable, de ornamental, de estilo, a los juicios de gusto así como a la crítica sobre estos juicios y a las teorías y las prácticas de interpretación de textos, verbales o no, es decir, a la cuestión hermenéutica”. *18y19, Umberto Ecco Arte y Belleza en Estética Medieval Editorial Lumen Pág. 30 y 8 respec.
Sin duda, esta definición es de vigencia y aplicación en la apreciación de los Manuscritos Ilustrados Hebreos, que permiten encuadrar a los mismos dentro de diferentes estilos, a la relación del arte con la expresión mística, el efecto pedagógico y su representación hermenéutica. Efectivamente, en cuanto a estilos se los puede sistematizar dentro del estilo oriental o árabe: de Persia, Yemen, Irán, Egipto, Norte de África y España, y los de influencia occidental.
De manera que se puede concluir que la influencia de la cultura hebreo - cristiana incluye, sin lugar a dudas, la oriental o árabe. Respetando una tradición cultural, alejados de cualquier reflexión de la realidad circundante y que cuando el filósofo medieval habla de belleza no sólo se refiere a un concepto abstracto, sino que se refiere a experiencias concretas:
*20.-“Está claro que en la Edad Media existe una concepción de la belleza puramente inteligible de la armonía moral, del esplendor metafísico, y que nosotros podemos entender esta forma de sentir sólo a condición de penetrar, con mucho amor en la mentalidad y sensibilidad de la época”

TRADICION ESTETICA en la EDAD MEDIA
Por lo escrito precedentemente se ha podido inferir la vinculación y paralelismo entre las diferentes culturas: clásica, judeo - islámica y cristiana, en cuanto a la valoración estética medieval y al mundo de relaciones se refiere.
Sus influencias recíprocas fueron evidentes, pero a medida que fue pasando el tiempo la evolución estética del hombre medieval se fue trasladando a Europa Central: Francia, Alemania, Italia entre otros, siendo sus mayores exponentes San Agustín, Sto. Tomás y otros, quienes exploraron nuevos conceptos estéticos basándose en la cultura clásica y la árabe - judía, en concordancia con la apreciación mística de sus propias creencias.
“Según se colige de las fuentes, la elite de la sociedad judía – en especial la erudita- no repudiaba el contacto con los tesoros del conocimiento de la sociedad gentil: más aún, cuando la sociedad gentil gozó de un esplendor cultural, los más prominentes eruditos en la ley religiosa judía de ese entonces, se interesaban sobremanera por los valores de la cultura gentil e inclusive hacían uso de ellos.
Buscaban y encontraban pruebas para demostrar que el origen de los conocimientos de que se valían eran judíos. No aceptaban datos que contravenían las fuentes judías tradicionales
Toda idea o conocimiento obtenido en el “exterior”, necesitaba un respaldo y una justificación basados en las fuentes tradicionales. Esa justificación se daba ad hoc y, por lo tanto, no era posible una adopción integral de los bienes culturales gentiles”.En una era de Transición Unidad 4 Edit. Universidad abierta- Israel
Sello de la comunidad Judía de Amsterdam, que trae la figura de un fénix (ave mitológica que renace de sus cenizas)
Se puede describir la vida de los judíos, musulmanes y de los cristianos en el mundo tradicional como habitando tres fortalezas separadas. Los residentes de cada una de ellas se sentían unidos por la convicción religiosa y por una conciencia de singularidad y superioridad con respecto a los demás. Por imperio de la necesidad, salían a menudo de los muros de sus fortalezas y entablaban contactos con los miembros de los otros grupos. Pero eso no significaba que renunciaran al principio de distanciamiento y de la separación”
En muchos casos los sabios de ley judía permitían ad hoc el uso de modas y otras pautas culturales que eran comunes entre los cristianos o musulmanes en distintos lugares, como por ejemplo la utilización de representaciones paganas y mitológicas en sellos de la comunidad Judía de Amsterdam:

Siglo XIV
Se intentará un análisis, desde el punto de vista del hombre de aquella época (siglo XII) que permitió generar una simbiosis cultural, donde desaparecieron los límites de una u otra cultura para crear las bases de conceptos universales que tuvieron vigencia y se extendieron hasta los tiempos actuales. Una prueba evidente de estos conceptos lo demuestran los Manuscritos Hebreos Ilustrados, donde algunos de ellos fueron ejecutados en los talleres de origen cristiano en las catedrales,“scriptoria”. Allí se aplicaron estilos y concepciones vigentes en aquellos momentos, sin ignorar la producción original y típica de los Ilustradores Judíos.
En el capítulo Lo Bello como Trascendental, 3.1 La visión estética del universo, pág. 41 de Umberto Ecco en su libro Arte y Belleza en la Estética Medieval nos dice:
“La tradición estética de la Edad Media desarrolla una serie de temas como la concepción matemática de lo bello, la metafísica estética de la luz, una cierta psicología de la visión y una noción de forma, como esplendor y causa de goce. Será siguiendo estos temas en sus desarrollos, a través de los siglos de revisiones y discusiones, como podremos entender mejor qué grado de maduración alcanzan tales temas en el siglo XII y como se introducen en el ámbito de un sistema (el tomista) que resume los problemas y sus soluciones”
Desde los albores de la civilización griega, bajo el influjo de Pitágoras, Platón, Aristóteles, el concepto de belleza estaba asociado a la concepción matemática como medio de expresión, siendo la proporción una de las manifestaciones que llegan a la Edad Media.
Las relaciones entre las diferentes partes del cuerpo humano establecen armonías concretas. La ley marco donde la figura debe adaptarse al espacio por exigencias de la composición formal; no como fruto de una expresión sensible, transformándose en un tema doctrinal y que gradualmente se irá aplicando al terreno práctico.
Siguiendo el concepto de U.Ecco es interesante analizar la metafísica de la luz como otro elemento integrante del concepto de la luz y en consecuencia el gusto por el color.
La luz constituye un principio que hace al sentido de la belleza, unido al concepto metafísico de la estética en la Edad Media. La luz que irradia Dios, responde a diferentes tradiciones; Platón equiparaba el bien con la luz que emana de las ideas.
En los Manuscritos Ilustrados Hebreos se resalta la acción figurativa mediante colores simples y vivaces donde la luz parece ser irradiada por el Tabernáculo en algunos casos, como así también de personajes carismáticos de la historia Judía; Moisés por ejemplo Ver Fig. 20 a través del color, el efecto simbólico y hermético en muchos casos se hace presente; aunque a través del tiempo se haya perdido su significado y cuáles fueron las influencias que lo promocionaron.
Sin embargo, es necesario admitir, que sus efectos perseguían probablemente, el goce particular del hombre de esa época, o simplemente respondían (los colores) a la técnica constructiva de los Ilustradores al efecto de llamar la atención del lector no solamente como valor estético sino como medio de transmisión de un mensaje.
*22 “El gusto por el color y la luz es, en cambio, un dato de reacción espontánea, típicamente medieval, que sólo sucesivamente se articula como interés científico y se sistematiza en las especulaciones metafísicas (aunque desde el principio la luz, en los textos místicos y los neoplatónicos en general, aparece ya como una metáfora de las realidades espirituales). Además, como ya se ha apuntado, la belleza del color es sentida uniformemente como belleza simple, de inmediata perceptibilidad, de naturaleza indivisa, no debida a una relación, como sucedía con la belleza proporcional. Inmediatez y simplicidad son características del gusto cromático medieval. El mismo arte figurativo de la época no conoce el colorismo de los siglos posteriores y juega sobre colores elementales, sobre zonas cromáticas definidas y hostiles al matiz, sobre la yuxtaposición de colores chillones que generan la luz por el acuerdo del conjunto, en vez de dejarse determinar por una luz que los envuelva en claroscuros o haga salpicar el color más allá de la figura. La miniatura medieval documenta claramente ese goce por el color íntegro, ese gusto festivo por la yuxtaposición de colores vivaces, yuxtaponiendo el esplendor del oro con tonalidades frías y claras, como el morado, el verde glauco, el amarillo ocre o el blanco azulado, se obtienen efectos de color donde la luz parece irradiarse de los objetos.”
En los Manuscritos Hebreos Ilustrados, el simbolismo y la alegoría, alcanzaron su máxima expresión, en consonancia con el pensamiento de la Edad Media.
*23 El siglo XIII llega a fundar una concepción de la belleza sobre bases hilemórficas, incluyendo en esta visión las teorías de lo bello físico y metafísico elaboradas por las estéticas de la proporción y de la luz. Para entender el punto de evolución representado por estas conclusiones, hay que tener presente otro aspecto de la sensibilidad estética medieval, el más típico, quizás el que mejor caracteriza la época, dando una imagen de esos procesos mentales que consideramos << medievales>> por excelencia: se trata de la visión simbólica - alegórica del universo”
El hombre Judío vivía dentro de una estructura social centrípeta, con el concepto unipersonal desarrollado sobre la base del libre albedrío y la reflexión dentro de la concepción mística, en un mundo poblado de significados, con representaciones dirigidas a una verdad superior. Simbolismo y alegoría en los Manuscritos se instalaron como medio de un sistema pedagógico, siguiendo una cadena de causas y efectos. Cada imagen representada, cada color utilizado, respondía a un significado y finalidad.
“Hay una exégesis alegórica de la Torah hebrea y Filón de Alejandría en el siglo I intenta una lectura alegórica del Antiguo Testamento” .No obstante en el siglo XII se comenzó a desarrollar en el hombre un interés por la Naturaleza y a partir del siglo siguiente, mediante la aplicación de los principios aristotélicos, se comienza a definir la representación de formas concretas que orientaron a los Ilustradores hacia la apreciación y composición de diferentes motivos que la Naturaleza le ofrecía, dando lugar a la formación de una estética de tipo realista, no del todo conscientes, y que dieron lugar a la satisfacción de exigencias de proporciones objetivas, que a su vez estaban sometidas a exigencias ópticas.
En el siglo XIII la representación toma en cuenta la psicología de la visión. Este punto de vista, que presuponía la experiencia visual subjetiva de un observador, es de suma importancia en el caso de los Manuscritos Ilustrados. Este criterio llega a la Edad Media desde la época clásica griega, cuando Fidias había plasmado su Atenea de tal forma que desde cerca la parte inferior de la escultura parecía corta, pero vista desde abajo hacia arriba, en una dirección de 60º, desde la vista del ojo del ateniense, resultaba de dimensiones correctas.

Los Ilustradores concibieron mediante la representación pictórica la satisfacción de una cualidad objetiva a través de lo bello y el feligrés con su sensibilidad lograba introducirse en el mundo místico en que estaba imbuido que a través de dichas representaciones permitieron dejar una impronta en futuras generaciones, en lo que a raíces se refiere.

*LOS JUDÍOS DE ALEMANIA Y NORTE DE FRANCIA (ASHKENAZ)
El destino errante del pueblo judío, tuvo diferentes expresiones a través de la historia, si bien al principio de la Edad Media poblaron el Asia Menor y luego la España musulmana, en el siglo XIII la mayoría del su pueblo, por primera vez en la historia, residió en Europa y no en Asia Menor.
El destierro, con todas sus implicancias fue una parte importante de la forma de vida de los judíos a través de la historia, en el Manuscrito Ilustrado de la Fig. 18 (original en la Biblioteca de la Universidad estatal de Hamburgo, Alemania, Cod. Hebr. 37, folio 27 recto) ha quedado plasmado la dramática escena donde se representa a las mujeres y los niños viajando en el carro, con los pocos bártulos que el espacio disponible permitía, con sus animales de corral; mientras los hombres, ancianos y más débiles tenían que emprender el camino a pié en marcha hacia un nuevo destino. Son emigrantes de una ciudad de Alemania aprox. 1427-8

Desde el siglo IX, libros y manuscritos hebreos fueron compuestos en Sicilia, y el Sur de Italia, escritos rabínicos florecieron sentando las bases científicas y filosóficas en Europa, bajo el dominio de los bizantinos, normandos, germanos y franceses a través de la historia hasta el siglo XIII.
Los judíos, tenían un sistema de vida (político y jurídico) independiente, respondiendo a una entidad socio-legal, en cuyo seno se desarrolló la corriente filosófica medieval judía y donde tuvieron cabida las conclusiones de Maimónides que luego fueron desarrolladas por Levi ben Gerson (1288-1344) nativo de Provenza, quién escribió de acuerdo con la teoría de grandes sabios de origen cristiano de la Edad Media acerca de la aplicación Aristotélica sobre la inmortalidad del alma, la naturaleza de la profecía, la influencia de las esferas celestes sobre el mundo terrenal, la creación y los milagros, a veces en contradicción a lo escrito por Maimónides, siguiendo una concepción científica del universo en un contexto Aristotélico, armonizando razón con religión como nunca antes se había concebido.
Por su origen oriental y bajo la influencia de los pueblos islámicos, los Judíos vivieron en la Edad Media una época de esplendor (descripta más arriba) y donde se forjó una visión estética muy distinta a la concebida por los judíos que vivieron en Europa.
En efecto, a través de los Manuscritos Hebreos Ilustrados se puede apreciar la influencia del cristianismo, en cuanto al predominio de la idea sobre la forma, de la iconografía sobre la estética. La principal fuente de inspiración de los Iluminadores fue el Antiguo Testamento de la Biblia, desde donde se eligieron episodios bíblicos con su efecto simbólico, basados en comentarios rabínicos, de significado literal o esotérico.
Los Manuscritos Hebreos Ilustrados formaron parte de Libros de Oraciones de la liturgia religiosa, Biblias, Libros de Relatos del ritual de Pascuas (Hagadot), códices, actas de matrimonio, y diversos documentos de carácter público como las actas de matrimonio (ktubot).
Los Manuscritos emergen por primera vez en el área Franco-germana durante el siglo XIII, tomando en cuenta los primeros que fueron preservados y sin tomar en cuenta los primeros ejecutados, pero que por obvias razones, no se han llegado a conocer o difundir.
Se debe tomar en cuenta que dentro de esta área de influencia se debe incluir a Italia, con la salvedad de que su producción se reveló más tarde.
La comunidad Judía, inclusive los altamente educados, banqueros y prestamistas, se encontraban asimilados a las altas esferas culturales de sus vecinos (gentiles) que en esa época comenzaron a demostrar ansiedad para coleccionar dichos Manuscritos, ejecutados por los más experimentados escribas e Ilustradores, sin fijarse en costos. En esa época dicho interés se extendió a coleccionistas de ejemplares de la liturgia cristiana, manuscritos hebreos, de escritos de filosofía, tratados de medicina, etc. Tal es el caso de la Biblia de origen judío que fue adquirida por uno de los Médici y que se encuentra en la Biblioteca Laurenziana de Florencia del Ministerio per i Beni e le Attivitá Culturali, iluminada al estilo cristiano por Francesco Rosselli, quien, produjo otros Manuscritos Ilustrados de alta calidad.
*25La judería alemana de la Edad Media se mantuvo al margen de las discusiones teológicas y filosóficas que influyeron tan profundamente en el pensamiento de los judíos de Oriente, España e Italia y que impulsaron importantes y novedosos acontecimientos en la vida cultural de esas comunidades.
Los nuevos valores e ideas que los teólogos y filósofos judíos de la época introdujeron en el campo de la metafísica, la ética, y la antropología, en fin todo ese movimiento que podríamos describir como una lucha entre Platón y Aristóteles por el legado bíblico y talmúdico del judaísmo, fue prácticamente ignorado por las comunidades judías de Alemania y del norte de Francia.
El advenimiento del movimiento religioso Jasidismo fue el acontecimiento decisivo en la evolución religiosa de la judería alemana, en el siglo XIII, representado por líderes espirituales que llegaron al Rin procedentes desde Italia: los Kalonimus, para formar comunidades en Espira, Worms y Maguncia, entre ellos el prominente Rabino Yehudá el Jasid, cuyo lugar en la historia F.I.Baer en su libro Religious Social Tendency of the sefer Jasidim (La tendencia religiosa y social del libro de los Jasidim) lo compara con San Francisco de Asís, estableciendo la relación entre la filosofía social del Jasidismo y su medio monacal-cristiano.
En realidad, es indudable que ciertas ideas religiosas y sociales populares, comunes al Occidente católico romano después de la reforma clunianense, también se infiltraron en la filosofía religiosa de algunos grupos judíos. *25, 26 Gershon Scholem Las Grandes Tendencias de la Mística Judía
La devoción generada por los Jasidim de Askenaz (Alemania y norte de Francia) fue estimulada por la misma atmósfera producida por el movimiento Franciscano en la cristiandad. (Francisco de Assis fue contemporáneo de uno de los descendientes de la familia de Kalonimus: Judah el Jasid) .El Jasidismo estableció la importancia de un ideal humano definido, un tipo de hombre y un modo de vida, que incluyen principios de su fe mística e independientes del intelectualismo y de la erudición, ser devoto sin ninguna otra cualidad excepcional. Basado en tres principios fundamentales: renuncia ascética a las cosas de este mundo, absoluta serenidad mental y altruismo llevado al extremo. El cumplimiento de la voluntad divina convertida en un acto de amor, al igual que los místicos cristianos de la época, de la misma forma que este ideal ascético del devoto estaba unido al ideal ascético del monje. El énfasis ya no reside en la aproximación del místico al trono Divino, sino en su oración. La combinación de éxtasis y magia reaparece como rasgo característico.
El martirologio (Kidush ha-Shem) “la santificación del su nombre sagrado” fue un importante factor en la formación de este movimiento
La penitencia, flagelación, como reparación de una ofensa a Dios, por medio de un acto personal de indemnización se introduce en el culto judío como influencia de las ideas que tenían del mundo los celtas y los germanos recién cristianizados, lo cual permite confirmar el fuerte influjo que el medio cultural de esa época ejerció entre los miembros de la sociedad, sentando las bases de un mundo de relación arraigado y desarrollado a pesar de los efectos negativos de los actos de vasallaje durante las cruzadas, expulsiones de los territorios donde moraban y las persecuciones que los La cultura judía formó parte del desarrollo de la cultura europea, estableció y convivió en un mundo de relaciones recíprocas, sentando las bases de la evolución de su filosofía, del proceso artístico pasando por las diferentes etapas de la historia del arte, que fueron transmitiéndose a través del tiempo, ya sea como parte de su religión o de su tradición. Muchos de estos manuscritos, tuvieron la influencia latina de los ilustradores de la Biblia, sin embargo la intervención de los ilustradores Judíos es reconocible. Durante los siglos XIII y XIV, los libros de Relatos de Pascuas (Hagadot) fueron los más difundidos en las comunidades judías, bajo la forma de los Manuscritos, utilizando textos de la Biblia y textos para la interpretación de las sagradas escrituras, reforzaban la relación entre pasado y el presente. Su lectura durante el curso de la comida ritual, donde los alimentos, vino y apetecibles hierbas, eran un estímulo para las conversaciones que tenían como tema excluyente el Éxodo de Egipto.
El libro de Relatos de Pascuas pasó por diferentes etapas, en cuanto a su difusión en la Edad Media. A partir del siglo XIII, comenzó a cristalizar su forma de libro independiente del libro diario de oraciones, que antes lo incluía, aunque muchas innovaciones y modificaciones fueron introducidas más tarde. Los Libros de Relatos de Pascuas (Hagadot) permitieron a escribas e ilustradores amplia libertad para desarrollar sus virtudes personales, su labor estaba centrada en Manuscritos de pequeñas dimensiones, razón por la cual tuvieron amplia difusión durante la Edad Media. Esta práctica fue seguida por los ashkenazim, por ejemplo Joel ben Simon Feibush, quién vivió en Bonn y Colonia, en Alemania, en el siglo XV hizo figurar su nombre en muchos ejemplares, dos de los cuales se encuentran en la colección de la biblioteca del British Museum (37x28 cm)
En ese período la situación social y económica, la vida de ciudad y consecuentemente la fundación de nuevas universidades, auspiciaron la apertura de importantes talleres para la producción de dichos libros. Estos talleres complementaron o reemplazaron los scriptorium de los talleres monásticos e introdujeron el desarrollo del gremio de los “iluminadores”, que cumplían la función de embellecer e iluminar los Manuscritos a satisfacción de sus adinerados clientes.
Simultáneamente, nuevas técnicas se fueron desarrollando en la preparación de los pergaminos, con tintas, colores, hojas de oro y otros materiales, permitieron gradualmente que los manuscritos iluminados en forma de códice fueran accesibles a la mayoría de los miembros de la comunidad. No obstante, no todos los Judíos tenían la posibilidad de contar con un Códice Iluminado de relatos de Pascuas (Hagada), solamente una pequeña minoría, aquellos adinerados que en ciertas ocasiones eran allegados de los príncipes y cortesanos, tenían la posibilidad de contar con hermosos e iluminados códices y de libros Hebreos, los cuales incluían motivos tradicionales judíos, donde las escenas y la iconografía estaban unidas a los estilos y composición de procedencia cristiana de acuerdo al gusto del ilustrador y al “patrón”.
Es necesario hacer destacar la habilidad artesanal, rayana con lo artístico, que tuvieron los Ilustradores de los Manuscritos Hebreos, con su representación lograron reflejar el sistema de vida del pueblo Judío, sus creencias y costumbres, durante la Edad Media, contraviniendo probablemente indicaciones de reproducir imágenes enunciadas en el Segundo Mandamiento.
Los Manuscritos Ilustrados fueron reflejo de concepciones filosóficas por parte de sus representantes más preclaros como Filon de Alejandría, Maimónides, Salomón Ibn Gabirol y todos aquellos que determinaron las bases de una “catedrocracia” cimentando las bases culturales del pueblo Judío.
El punto de vista del hombre del Medievo, la simbiosis cultural en la que coincidieron los límites de una u otra cultura para crear las bases de conceptos universales que tuvieron vigencia y se extendieron hasta los tiempos actuales. Una prueba evidente de estos conceptos lo demuestran los Manuscritos Hebreos Ilustrados donde quedaron plasmados y tuvieron la influencia del Islam por un lado y las culturas vigentes en el Norte de Francia y Alemania por el otro. La producción de los Manuscritos Hebreos Ilustrados denota la influencia del Cristianismo con el estilo vigente en la Edad Media (Románico y Gótico) sobre la Judía en los campos expresivos, mientras que en el campo de los contenidos la cultura Judía ejerció una marcada influencia sobre las otras culturas, para definir mancomunadamente lo que ahora definimos como cultura occidental.


domingo, 2 de mayo de 2010

EL CHOLENT

El cholent ashkenazí o el jamín sefaradí es el plato principal de la seudá (comida) del sábado por la mañana. No importa en que época del año nos encontremos, con nieve o con 40 grados de calor, el cholent "tiene" que estar presente en cualquier casa judía tradicional.
El secreto de su sabor tan especial es que se deja cocinando a fuego muy lento durante toda la noche y recién en el momento de comerlo se retira del fuego. En nuestro intento por aunar el respeto al día de Shabat, (en el cual no podemos encender fuego ni cocinar), y el deleite de festejarlo con una comida caliente, preparamos ésta, no poco pesada, y sabrosa comida.
Cholent Tradicional
Ingredientes
1kg. de carne (apropiada para la cacerola), 3 cebollas, 1 puerro, 3 dientes de ajo, 1/4 kilo de porotos remojados, 1 taza de trigo sarraceno (kashe) o cebada perlada, 4 papas, 2 batatas, 2 zanahorias, 3 cucharadas de harina, 1 trozo de kishke (tripa gorda) rellena, 1 hoja de laurel, sal y pimienta a gusto.

Preparación
Picar grueso la cebolla y dorarla en aceite en el mismo recipiente que se cocinará todo el cholent. Saltear la carne con la cebolla y los dientes de ajo enteros. Agregar el resto de los ingredientes (las papas, batatas y zanahorias cortadas en trozos). En una sartén sobre fuego bajo, dorar la harina hasta que tome un color rojizo y esparcirla sobre la preparación. Cubrir con agua y cerrar herméticamente el recipiente (lo ideal es una olla a presión). Llevar al fuego mínimo por lo menos por 8 horas.
Variantes
• Se puede hacer de pollo en lugar de carne. Corte el pollo en presas y siga el mismo procedimiento.
• Cholent vegetariano: Se agrega a los mismos ingredientes 1 taza de arvejas partidas en remojo y 5 cucharadas de sopa en polvo o 3 cubitos de caldo de verdura (obviamente no se pone carne ni pollo).
En caso de que no tenga tiempo de cocinar o no se atreva a hacerlo, le sugiero que compre "cholent en lata" (aunque el zeide no lo crea), no sabe tan rico pero se deja comer …

El origen y desarrollo de Hannukah (Janucá)

La festividad de Janucá celebra la reconsagración del Templo de Jerusalén y del altar llevada a cabo en el año 164 a.e.c. por Judas el Macabeo. La misma comienza el día 25 del mes de Kislev (coincide con los meses de noviembre y diciembre del calendario gregoriano) y dura por el término de ocho días.

La costumbre emblemática de esta celebración es el encendido de velas: cada día se agrega una nueva vela a las ya encendidas hasta alcanzar el máximo de ocho. El nombre arameo Janukta aparece mencionado por primera vez en Megilat Ta¨anit [un texto fariseo en arameo de la época del Segundo Templo, que contiene una lista de fechas según su orden de aparición en el calendario judío, en las cuales le ocurrieron "milagros'' a Israel y en los cuales está prohibido ayunar].

Janucá (junto con Purim) es una festividad post bíblica que no tiene su fundamento en la Torá de Moisés. Las fuentes más antiguas que nos hablan de esta celebración son los libros históricos apócrifos de 1 y 2 Macabeos. (Nota: Ambas obras son consideradas no canónicas por los judíos y protestantes, pero han sido reconocidas como inspiradas [libros deuterocanónicos] por la Iglesia Cristiana. El libro 1 Macabeos se escribió originalmente en hebreo para finales del siglo II o comienzos del siglo I a.e.c., mientras que 2 Macabeos habría sido originalmente compuesto en griego, probablemente en la segunda mitad del siglo II a.e.c. Las dos obras se han conservado en la traducción de los Setenta o Septuaginta o en traducciones hechas a partir de ellas).

Específicamente, el testimonio más antiguo aparece en 1 Macabeos: "Judas y sus hermanos dijeron: Nuestros enemigos están vencidos; subamos, pues, a purificar el Lugar Santo y a celebrar su dedicación. [...] Tomaron luego piedras sin labrar, como prescribía la Ley, y construyeron un nuevo altar como el anterior. Repararon el Lugar Santo y el interior de la Casa y santificaron los atrios. Hicieron nuevos objetos sagrados y colocaron dentro del templo el candelabro, el altar de incienso y la mesa. [...] El día veinticinco del noveno mes, llamado Kisléu, el año ciento cuarenta y ocho (diciembre del año 164 a.e.c. A.R.), se levantaron al romper el día y ofrecieron sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían construido un sacrificio conforme a la Ley. Precisamente fue inaugurado el altar, con cánticos, cítaras, liras y címbalos, en el mismo tiempo y el mismo día en que los gentiles lo habían profanado. [...] Durante ocho días celebraron la dedicación del altar y ofrecieron con alegría holocaustos y el sacrificio de comunión y acción de gracias. [...] Judas, de acuerdo con sus hermanos y con toda la asamblea de Israel, decidió que cada año, a su debido tiempo y durante ocho días a contar del veinticinco del mes de Kisléu, se celebrara con alborozo y regocijo el aniversario de la dedicación del altar'' (4:36-59). El nombre griego de la festividad [enkainismos, en griego "dedicación''] en esta fuente no sería más que la traducción del término hebreo Janucá, lo que probaría que el nombre tradicional en las fuentes rabínicas estaba ya en uso en la época helenística. Por otra parte, la celebración de la reconsagración del Templo y el altar durante ocho días recuerda la purificación del Templo llevada a cabo por el rey Ezequías en la época bíblica. Cf. 2 Crónicas 29:15-17).

En líneas generales, la tradición presente en 2 Macabeos coincide con la mencionada más arriba en cuanto a la fecha y la duración de la celebración. Sin embargo, la misma es mucho más sucinta y contiene detalles y explicaciones no mencionados en 1 Macabeos, lo que sugiere que esta tradición sería más bien un desarrollo secundario del meollo histórico preservado en la memoria colectiva: "Aconteció que el mismo día en que el Templo había sido profanado por los extranjeros, es decir, el veinticinco del mismo mes que es Kisléu, tuvo lugar la purificación del Templo. Lo celebraron con alegría durante ocho días, como en la Fiesta de las Tiendas, recordando cómo, poco tiempo antes, por la Fiesta de las Tiendas, estaban cobijados como fieras en montañas y cavernas. Por ello, llevando tirsos, ramas hermosas y palmas, entonaban himnos hacia Aquél que había llevado a buen término la purificación de su lugar'' (10:5-7). Debido a la conexión que establece 2 Macabeos con la ``Festa de las Tiendas'' [que se celebra en el mes de Tishrei/Octubre], la Fiesta de la Dedicación del altar es llamada también la "Fiesta de las Tiendas en el mes de Kisléu'' [2 Macabeos 1:9]. En otro lugar esta misma celebración es llamada "la Fiesta de las Tiendas y del fuego'' [1:18], haciendo referencia a una leyenda según la cual, en la misma fecha de Kisléu en tiempos de Nehemías, el fuego sagrado del altar utilizado para los sacrificios en el Segundo Templo fue prendido a partir del fuego utilizado en la época del Primer Templo, que se había conservado de manera milagrosa hasta esos días [1:18-36]. Sobre el tema del fuego sagrado, ver también 2:8-12; 10:3).

La conexión con la "Fiesta de las Tiendas'' no es casual. Según la versión bíblica, la inauguración del Primer Templo de Jerusalén coincidió con la celebración de esta fiesta: "En aquella ocasión celebró Salomón la fiesta con todos los israelitas en magna asamblea desde la entrada de Jamat hasta el torrente de Egipto, ante Yahveh nuestro Dios, durante siete días. El día octavo despidió al pueblo...'' (1 Reyes 8:65-66. Cf. 2 Crónicas 7:4-10). Y de aquí, entonces, que la ceremonia de ocho días en tiempos de Judas el Macabeo habría seguido a manera de modelo la inauguración del Templo de Salomón (ver 2 Macebeos 2:12). Y si a ello le sumamos el hecho de que la reanudación del culto por los retornados de Babilonia a comienzos de la época persa también había coincidido con la misma fiesta (Esdras 3:4), entonces queda en claro que la intención del autor de 2 Macabeos de vincular la "Fiesta de la Dedicación'' con la "Fiesta de las Tiendas'' habría tenido un doble propósito: crear un hilo de continuidad con los templos del pasado clásico de Israel, como así también legitimar la nueva celebración fijada por los Macabeos. Una prueba de esta necesidad de legitimación son las dos cartas enviadas a los judíos de Egipto por los Macabeos, en donde se los invita a celebrar la Fiesta de la Dedicación. Ver 2 Macabeos 1:1-9, 10-18).

Algunos historiadores han querido encontrar en la fecha misma del inicio de la celebración una probable conexión con creencias o prácticas del mundo pagano. Según algunos, la misma podría haber estado conectada originalmente con la fecha del solsticio de invierno (la fecha en que el sol se encuentra en su punto más alejado del ecuador) o con las procesiones en honor del dios griego Dionisio. Sin embargo, otros estudiosos desechan dichas interpretaciones, viendo la coincidencia de fechas como una simple "casualidad''.

Luego de estas menciones en 1 y 2 Macabeos y hasta la época talmúdica, son muy raras las oportunidades en que la celebración de Janucá es mencionada en las fuentes antiguas. Una de ellas es la ya mencionada más arriba en la obra farisea de Megilat Ta¨anit. Otra mención al paso y sin detalle alguno se halla presente en el Evangelio de Juan: "Se celebró por entonces en Jerusalén la Fiesta de la Dedicación. Era invierno'' (10:22). Y por último, una más significativa es la de Flavio Josefo (segunda mitad del siglo I e.c.): "Desde entonces (es decir, desde la celebración en época de Judas Macabeo. A.R.) hasta la actualidad celebramos lo que se llama la Fiesta de las Luminarias; creo que se le da este nombre porque en forma inesperada lució para nosotros la libertad'' (Antigüedades Judías XII, vii, 7; en: Obras Completas de Flavio Josefo [Buenos Aires: Acervo Cultural/Editores, 1961] II, p. 298).

Según este último testimonio, las "luces'' se habían ya convertido para la época del historiador judío en una de las características centrales de la festividad, pero la razón para ese nombre había caído en el olvido. Y por ello, entonces, Josefo se vio forzado a sugerir una explicación algo rebuscada para el nombre de la celebración. En general puede afirmarse, que el carácter lacónico de todas estas fuentes no permite conocer detalles sobre las costumbres propias de la celebración para esos años, y de aquí que no sea posible establecer, si ya se acostumbraba a encender las velas tradicionales, si existía una liturgia específica, o si la conexión con la Fiesta de las Tiendas tenía implicancias prácticas. Algunos han sugerido, que el tema del fuego en Janucá habría sido tomado en préstamo de la costumbre de Simajt Bet ha-Shoevá ["el festival de la extracción de agua''] en la Fiesta de las Tiendas, en que se acostumbraba encender antorchas y lámparas en los patios del Templo y la ciudad de Jerusalén.

La primera vez que se habla en las fuentes antiguas acerca del encendido de las velas durante la celebración de Janucá es en una baraita o fuente tanaítica externa (a la Mishná) preservada en el Talmud de Babilonia (Shabat 21b). Y de aquí, entonces, que ya para esa época (siglos IV-V) la fiesta de Janucá había pasado de ser una celebración vinculada al Templo para tener vigencia en el ámbito familiar.

Es también en esta tradición talmúdica tardía que aparece una versión legendaria sobre el origen de la festividad: "El 25 de Kislev comienzan los días de Janucá. Son ocho días en los que está prohibido afligirse y ayunar. Cuando los griegos entraron al Templo profanaron todo el aceite almacenado allí. Luego que los Hasmoneos establecieron su poderío, buscaron y encontraron sólo una vasija de aceite con el sello del Sumo Sacerdote intacto. Pero había aceite suficiente para un solo día. Ocurrió un milagro y el aceite duró ocho días. Al año siguiente, señalaron esos días como festivos, con el recitado del Halel y con agradecimiento''. (Shabat 21b. También se hace referencia a esta tradición en el comentario medieval o scholion de Megilat Ta¨anit al día 25 de Kislev.) De acuerdo a esta versión rabínica, entonces, la fiesta de Janucá vino a celebrar anualmente el poder milagroso de Dios antes bien que el heroísmo y las proezas de los Macabeos. (Nota: Otra tradición cuenta que el candelabro había sido profanado por las persecuciones de Antíoco. Entonces los Macabeos tomaron siete u ocho lanzas de hierro, de las cuales colgaron lámparas para ser usadas como candelabro improvisado. Cf. Pesikta Rabati 2:5; comentario de Megilat Ta¨anit al día 25 de Kislev.)

Según la sugerencia de algunos investigadores, la leyenda rabínica habría tenido su origen en los sentimientos anti hasmoneos de los rabinos con el propósito consciente de desdibujar el rol jugado por los Macabeos en el establecimiento de la fiesta, y en su lugar destacar el papel de Dios en la reconsagración del Templo. Si ese fuere el caso, la razón de la leyenda se habría debido a la hostilidad histórica existente entre Juan Hircano I y Alejandro Janeo, los grandes gobernantes Hasmoneos, y los sabios fariseos. Otra posibilidad adscribe esta casi falta de mención de los Macabeos en la literatura rabínica al interés de los sabios por reducir la tensión entre los romanos y judíos después de la revuelta de Bar Kojva (132-135 e.c.), descalificando con el silencio el modelo de belicosidad representado por los antiguos revolucionarios judíos.

Durante la Edad Media, la historia de los Macabeos y la fiesta de Janucá volvieron a ocupar un lugar de relevancia en la memoria colectiva del pueblo judío, gracias a composiciones en hebreo como Megilat Antiochus (una obra muy popular escrita probablemente en Siria durante la época musulmana), Sefer Hasmonim (un libro escrito en Italia, basado en las versiones latinas de 1 y 2 Macabeos) y, fundamentalmente, Sefer Yossipon (una obra compuesta en Italia en el siglo X, basada en la versión latina de la obra de Flavio Josefo). En esos mismos años, también, la figura de la heroína Judit comenzó a ser vinculada con la fiesta, componiéndose piyutim (poemas religiosos) y midrashim sobre su proeza salvífica. La historia apócrifa de Judit fue probablemente escrita en hebreo originalmente en la tierra de Israel en el siglo II a.e.c., pero preservada en la traducción griega de los Setenta o en otras versiones hechas a partir de ella. La novela histórica narra la salvación milagrosa de los judíos por medio de la piadosa viuda Judit, quien transformándose en una famme fatale decapitó al general asirio Holofernes.

Con el pasar del tiempo, el tema combinado de Judit y los Macabeos comenzó a hacer acto de presencia en el arte judío: en manuscritos iluminados y en candelabros de ocho brazos o janukiot típicos de la celebración. En la época moderna, la festividad de Janucá se transformó en una de las celebraciones más populares entre los judíos. La razón de ello se debió al cambio de actitud hacia los Macabeos por parte de los judíos seculares y sionistas, quienes vieron en los Hasmoneos prohombres dignos de emular. La celebración pasó de tener una dimensión religiosa-milagrosa en la versión rabínica a convertirse en una expresión de heroísmo y nacionalismo. Los Macabeos se transformaron en símbolo de la renovación nacional y política y, por así decir, en un antecedente histórico del movimiento sionista. En este contexto ideológico y social hay que colocar la creación del movimiento "Macabi'' mundial orientado hacia las actividades deportivas.

Hoy en día la celebración de la fiesta ha adoptado nuevas prácticas. Una muy llamativa es en los marcos de la diáspora americana. Como la festividad coincide con la celebración de Navidad, los judíos (principalmente los reformistas) han creado una "respuesta judía'' a dicha fiesta, adornando sus casas con adornos parecidos a los utilizados en el tradicional "árbol de Navidad'', prendiendo velas de colores y entregando regalos a los niños.

LOS JUDIOS EN ESPAÑA, LA RELIGION Y SUS COSTUMBRES

Los Reyes Fernando e Isabel, por la gracia de Dios, Reyes de Castilla, León, Aragón y otros dominios de la corona- al príncipe Juan, los duques, marqueses, condes, ordenes religiosas y sus Maestres,... señores de los Castillos, caballeros y a todos los judíos hombres y mujeres de cualquier edad y a quienquiera esta carta le concierna, salud y gracia para él.
Bien es sabido que en nuestros dominios, existen algunos malos cristianos que han judaizado y han cometido apostasía contra la santa fe Católica, siendo causa la mayoría por las relaciones entre judíos y cristianos. Por lo tanto, en el año de 1480, ordenamos que los judíos fueran separados de las ciudades y provincias de nuestros dominios y que les fueran adjudicados sectores separados, esperando que con esta separación la situación existente sería remediada, y nosotros ordenamos que se estableciera la Inquisición en estos dominios; y en el término de 12 años ha funcionado y la Inquisición ha encontrado muchas personas culpables además, estamos informados por la Inquisición y otros el gran daño que persiste a los cristianos al relacionarse con los judíos, y a su vez estos judíos tratan de todas maneras a subvertir la Santa Fe Católica y están tratando de obstaculizar cristianos creyentes de acercarse a sus creencias.
Estos Judíos han instruido a esos cristianos en las ceremonias y creencias de sus leyes, circuncidando a sus hijos y dándoles libros para sus rezos, y declarando a ellos los días de ayuno, y reuniéndoles para enseñarles las historias de sus leyes, informándoles cuando son las festividades de Pascua y como seguirla, dándoles el pan sin levadura y las carnes preparadas ceremonialmente, y dando instrucción de las cosas que deben abstenerse con relación a alimentos y otras cosas requiriendo el seguimiento de las leyes de Moisés, haciéndoles saber a pleno conocimiento que no existe otra ley o verdad fuera de esta. Y así lo hace claro basados en sus confesiones de estos judíos lo mismo a los cuales han pervertido que ha sido resultado en un gran daño y detrimento a la santa fe Católica, y como nosotros conocíamos el verdadero remedio de estos daños y las dificultades yacían en el interferir de toda comunicación entre los mencionados Judíos y los Cristianos y enviándolos fuera de todos nuestros dominios, nosotros nos contentamos en ordenar si ya dichos Judíos de todas las ciudades y villas y lugares de Andalucía donde aparentemente ellos habían efectuado el mayor daño, y creyendo que esto seria suficiente de modo que en esos y otras ciudades y villas y lugares en nuestros reinos y nuestras posesiones seria efectivo y cesarían a cometer lo mencionado. Y porque hemos sido informados que nada de esto, ni es el caso ni las justicias hechas para algunos de los mencionados judíos encontrándolos muy culpables por lo por los susodichos crímenes y transgresiones contra la santa fe Católica han sido un remedio completo obviar y corregir estos delitos y ofensas. Y a la fe Cristiana y religión cada día parece que los Judíos incrementan en continuar su maldad y daño objetivo a donde residan y conversen; y porque no existe lugar donde ofender de mas a nuestra santa creencia, como a los cuales Dios ha protegido hasta el día de hoy y a aquellos que han sido influenciados, deber de la Santa Madre Iglesia reparar y reducir esta situación al estado anterior, debido a lo frágil del ser humano, pudiese ocurrir que podemos sucumbir a la diabólica tentación que continuamente combate contra nosotros, de modo que, si siendo la causa principal los llamados judíos si no son convertidos deberán ser expulsados del Reino.
Debido a que cuando un crimen detestable y poderoso es cometido por algunos miembros de algún grupo es razonable el grupo debe ser absuelto o aniquilado y los menores por los mayores serán castigados uno por el otro y aquellos que permiten a los buenos y honestos en las ciudades y en las villas y por su contacto puedan perjudicar a otros deberán ser expulsados del grupo de gentes y a pesar de menores razones serán perjudiciales a la República y los mas por la mayoría de sus crímenes seria peligroso y contagioso de modo que el Consejo de hombres eminentes y caballeros de nuestro reinado y de otras personas de conciencia y conocimiento de nuestro supremo consejo y después de muchísima deliberación se acordó en dictar que todos los Judíos y Judías deben abandonar nuestros reinados y que no sea permitido nunca regresar.
Nosotros ordenamos además en este edicto que los Judíos y Judías cualquiera edad que resida en nuestros dominios o territorios que partan con sus hijos e hijas, sirvientes y familiares pequeños o grandes de todas las edades al fin de Julio de este año y que no se atrevan a regresar a nuestras tierras y que no tomen un paso adelante a traspasar de la manera que si algún Judío que no acepte este edicto si acaso es encontrado en estos dominios o regresa será culpado a muerte y confiscación de sus bienes.
Y hemos ordenado que ninguna persona en nuestro reinado sin importar su estado social incluyendo nobles que escondan o guarden o defiendan a un Judío o Judía ya sea públicamente o secretamente desde fines de Julio y meses subsiguientes en sus hogares o en otro sitio en nuestra región con riesgos de perder como castigo todos sus feudos y fortificaciones, privilegios y bienes hereditarios.
Hágase que los Judíos puedan deshacerse de sus hogares y todas sus pertenencias en el plazo estipulado por lo tanto nosotros proveemos nuestro compromiso de la protección y la seguridad de modo que al final del mes de Julio ellos puedan vender e intercambiar sus propiedades y muebles y cualquier otro articulo y disponer de ellos libremente a su criterio que durante este plazo nadie debe hacerles ningún daño, herirlos o injusticias a estas personas o a sus bienes lo cual seria injustificado y el que transgrediese esto incurrirá en el castigo los que violen nuestra seguridad Real.
Damos y otorgamos permiso a los anteriormente referidos Judíos y Judías a llevar consigo fuera de nuestras regiones sus bienes y pertenencias por mar o por tierra exceptuando oro y plata, o moneda acuñada u otro articulo prohibido por las leyes del reinado.
De modo que ordenamos a todos los concejales, magistrados, caballeros, guardias, oficiales, buenos hombres de la ciudad de Burgos y otras ciudades y villas de nuestro reino y dominios, y a todos nuestros vasallos y personas, que respeten y obedezcan con esta carta y con todo lo que contiene en ella, y que den la clase de asistencia y ayuda necesaria para su ejecución, sujeta a castigo por nuestra gracia soberana y por la confiscación de todos los bienes y propiedades para nuestra casa real y que esta sea notificada a todos y que ninguno pretenda ignorarla, ordenamos que este edicto sea proclamado en todas las plazas y los sitios de reunión de todas las ciudades y en las ciudades principales y villas de las diócesis, y sea hecho por el heraldo en presencia de El escribano público, y que ninguno o nadie haga lo contrario de lo que ha sido definido, sujeto al castigo de nuestra gracia soberana y la anulación de sus cargos y confiscación de sus bienes al que haga lo contrario.
Y ordenamos que se evidencie y pruebe a la corte con un testimonio firmado especificando la manera en que el edicto fue llevado a cabo.
Dado en esta ciudad de Granada el Treinta y uno día de marzo del año de nuestro señor Jesucristo de 1492.
Firmado Yo, el Rey, Yo la Reina, y Juan de la Colonia secretario del Rey y la Reina quien lo ha escrito por orden de sus Majestades.

La solución final: conversión o expulsión.

El año 1391 ve desatarse las crueles e injustas matanzas que asolan las juderías de Castilla, Cataluña y Valencia, en las que perecen miles de judíos. La presión antijudía se concreta con violencia en el siglo XV y se obliga a los judíos a llevar distintivos en la ropa. Las predicaciones de san Vicente Ferrer, la disputa de Tortosa entre judíos y cristianos y la Bula de Benedicto XIII, el papa Luna, contra los judíos, aceleran la destrucción del judaísmo español. Las predicaciones del arcediano de Écija, Ferrán Martínez, fanatizan a las turbas que asaltan las juderías y dan muerte a miles de judíos. En 1476 se establece el Tribunal de la Inquisición en Sevilla. Siete años más tarde, fray Tomás de Torquemada es nombrado Inquisidor General. Las persecuciones habían producido una oleada de conversiones forzosas. La Inquisición actuó con dureza contra los conversos y acentuó la presión sobre los judíos: los hebreos eran obligados a escuchar las predicaciones de los dominicos en las sinagogas, tras lo cual se producían las conversiones.
Los Reyes Católicos, ocupados en la guerra de Granada, habían aceptado la financiación ofrecida por don Isaac Abravanel y don Abraham Senior, Contador Mayor de Castilla y Rabino Mayor del reino para sufragar los gastos de la guerra, lo que no les impidió firmar el 31 de marzo de 1492 el Edicto de expulsión. Las súplicas de don Isaac Abravanel en favor de sus hermanos fueron rechazadas por los Reyes Católicos. La política real basada en la unidad dinástica, el poder real y la unidad religiosa se apoyó en la Inquisición y en fray Tomás de Torquemada para conseguir la conversión de los judíos. Todos aquellos que no aceptasen el bautismo deberían abandonar España en el plazo de cuatro meses dejando todos sus bienes. Unos 100.000 judíos abandonaron España. Se distribuyeron principalmente por Grecia, Turquía, Palestina, Egipto y Norte de Africa. Sus descendientes son los sefardíes, que conservan aún el idioma de Castilla. En su Diáspora por todo el Mediterráneo llevaron en su corazón dos nombres: Sefarad y Jerusalén.


Los judíos de España. A modo de conclusión.
María Antonia Bel Bravo

Las catástrofes del año 70 y del 135 d.C. terminaron efectivamente con la historia del Estado judío en la antigüedad. Hubo dos consecuencias inmediatas de gran importancia histórica. La primera fue la separación definitiva del judaísmo y el cristianismo. La segunda consecuencia, el fracaso definitivo del judaísmo oficial, que fue un profundo cambio en el carácter y el alcance de las actividades judías.
A partir del 70 d.C. y más aún después del 135 d.C. el judaísmo cesó de ser una religión nacional en cualquiera de los sentidos físicos y visibles, y los judíos se vieron expatriados. Uno de sus destinos fue la Península Ibérica.
En ella se convirtió en problema casi desde su llegada, aunque las tensiones con los judíos no fueron exclusivas de España. Ni la actitud que toman la Iglesia y el Estado visigodo contra los judíos difiere mucho de lo hecho en otras partes. La actitud seguida por los monarcas y por los obispos de España con respecto a los judíos en los primeros siglos, no desentona del ambiente general europeo de aquel entonces tanto en lo político como en lo religioso. En todos los países encontramos aplicada la violencia hasta en sus máximos grados: reyes que urgen la elección entre el bautismo o la muerte, o entre conversión o destierro, y obispos que dificultan a los hebreos la vida para que el castigo les conduzca a la Iglesia o que les prometen ciertas ventajas si aceptan el bautismo. La diferencia con el caso de España descansa, fundamentalmente, en la continuidad de las medidas adoptadas, explicable por la misma continuidad del sistema político y la función de la Iglesia dentro del mismo. Una nota que pone a los católicos españoles por encima de los otros países en esta materia, es la elaboración de un brillante conjunto de escritos polémicos, de los que puede decirse por completo ausente todo fanatismo, sea de origen racial, sea de origen religioso.
En la actualidad, y con toda razón, se puede poner muchos reparos a toda la legislación antijudía y al fin que se proponía, que era coaccionar a los judíos para que se convirtieran al catolicismo. Los legisladores estaban convencidos de que era lícito emplear esos métodos para lograr el fin deseado. Entonces no se pensaba siquiera en la libertad y tolerancia religiosa. Desgraciadamente la idea de San Isidoro de intentar su conversión sólo con la razón y la predicación no excluyó el empleo de esos medios coactivos. El mismo empeño que los cristianos pusieron en convertirlos, pusieron los judíos en defender y conservar sus creencias y ceremonias. Fracasaron en su intento las leyes, la predicación y los escritos teológicos antijudíos, en los que los escritores visigodos intentaron convencerles de su error con argumentos teológicos, históricos y escriturísticos.
Las monarquías cristianas que, desde mediados del siglo X, reciben la herencia del Califato Omeya, asumirán la coexistencia cristiano-hebrea-islámica. Como la sociedad española reconquistadora estaba mal dotada, técnica y científicamente, su convivencia con los judíos se hizo, en las primeras etapas, mucho más viva. Los financieros, médicos y viticultores fueron preferentemente judíos. Raimundo de Salvetat, arzobispo de Toledo, y Alfonso X el Sabio, un siglo más tarde, entendieron que, para progresar, necesitaban reunir sabios de las tres religiones; tal es la raíz de la llamada Escuela de Traductores, en realidad un centro de investigación sumamente beneficioso para Europa. La comunidad judía de Castilla, cuya presencia en Toledo fue muy elevada en el siglo XII, contribuyó decisivamente al encuentro entre el pensamiento griego trasmitido por los árabes y el pensamiento cristiano. Los judíos actuaban como traductores al castellano de textos árabes, para que clérigos cultos lo vertieran después al latín. La experiencia no sólo enriqueció al cristianismo, sino también al pensamiento judío, que, de estar influido fundamentalmente por el platonismo, comenzó a valorar en gran medida el aristotelismo, como en el caso de Maimónides. Alfonso VII llegó a esgrimir, como timbre de gloria, un título de "emperador de las tres religiones", era frecuente que, al llegar un monarca a una ciudad, fuese recibido también por los judíos, que llevaban procesionalmente rollos de la Torah. ¿Cómo se tradujo esto en términos de doctrina y de práctica jurídicas? En los siglos XII y XIII las tres creencias se convirtieron en integradoras de otras tantas comunidades que habitaban en el mismo suelo; cada una de ellas aparecía dotada de tradiciones, lengua literaria, costumbres y derecho peculiares. En los textos medievales, y en especial en los Ordenamientos promulgados por las Cortes castellanas, al referirse a ellas, se habla de su Ley. Cada comunidad sigue su Ley, pero vive dentro de un territorio cuyo soberano pertenece a una, la cual detenta una absoluta legitimidad que niega a las otras dos.
Coexistencia no significó en ningún momento igualdad; sólo tolerancia.
Los investigadores actuales han comenzado a reconocer en la convivencia de las tres confesiones religiosas el signo peculiar más importante de nuestra Edad Media. Tenían en común: la herencia espiritual de Abraham, el origen geográfico oriental y la creencia en un Dios, personal, trascendente y único, que se ha revelado a los hombres.
Cristianos, musulmanes y judíos, aún combatiéndose recíprocamente, se influyeron entre sí con intensidad tal que resulta muy difícil separar las aportaciones de cada sector al común patrimonio de la cultura española; todos pretendían, sin embargo, conservar su identidad, manteniéndola en estado de pureza. Por eso nunca llegó a declararse deseable la convivencia; a lo sumo se decía que era útil. Ante las Cortes insistirán los reyes, una y otra vez, que servía para conducir lentamente a los judíos a su destino final, el reconocimiento de Jesucristo como verdadero Mesías.
Se han barajado muchísimas teorías -algunas de las cuáles ya hemos reflejado- para explicar el Decreto de Expulsión, que abarcan desde las puramente religiosas a las políticas, pasando por las sociales, económicas, etc. Se trata de argumentaciones sólidas en su mayoría, pero insuficientes a mi modo de ver porque no hay reflexión sobre el decreto en sí mismo. Y la historia completa es un concepto justo del hecho histórico. Se trata de un decreto paradójico por varias razones. Una, y no la menos significativa precisamente, es que se promulga en nombre de la fe pero lleva tras de sí una importante carga política. Es una decisión política, pues su factura es inquisitorial, lo cual equivale a decir política: la Inquisición Moderna española es un órgano del Estado, forma parte de la polisinodia característica del período. El mismo Fernando admite en una carta, que es la Inquisición la que le ha empujado a firmar el Edicto de Expulsión. Y ¿por qué -nos podemos preguntar- una interrupción tan brusca en el proceso catequético iniciado a principios de siglo? Se ha hablado de continuidad en la política que genera la Expulsión. ¿Dónde está la continuidad? Continuar con lo anterior hubiera equivalido a continuar con la conversión o con el intento de conversión. Por otra parte se ha dicho que es una decisión medieval. Pienso, por el contrario, que la Expulsión de los judíos del suelo español no es medieval, sino que es una decisión "moderna", es la "razón de estado" la que lleva a la expulsión, la unidad del estado es la que la pide. Una "razón de estado" que desvincula totalmente Ética y Política.
La expulsión se hace en nombre de la fe, pero de la de unos pocos (los conversos) y se abdica de la posibilidad de la de otros pocos (los judíos). Por la fe de unos se renuncia a la fe de otros: esto es moderno, no medieval. La expulsión, por tanto, bloqueó la posibilidad de la conversión. De la misma manera que el marranismo moribundo en España tomó nueva vida con la Inquisición, la expulsión también contribuyó a fomentarlo. El ejemplo y desventuras de sus hermanos de raza influyó, ¿qué duda cabe?, en sus ánimos para que se cuestionaran la conversión aún más. De no ser así, ¿cómo se explica que cien años más tarde se descubriera en Granada "una gran mina de gente que judaizaba?” La expulsión se produce en el momento en que más hispanizados estaban los hebreos españoles, más cercanos a los monarcas. Es ahí donde hay que buscar las raíces de hechos tan insólitos como la conservación por los sefardíes, durante cinco siglos, de su lengua hispánica, de su organización y costumbres propias, y de tantas y tantas cosas más. Este fenómeno (el sefardismo), como ya hemos señalado en varias ocasiones, no tiene paralelo entre los grupos expulsados de ningún otro país del mundo.
Por otra parte, la existencia de los conversos en la España posterior a la Expulsión, más aún que la de los propios judíos en épocas anteriores, envenenó la vida española durante siglos y constituye uno de los rasgos más significativos de nuestra historia durante toda la Edad Moderna: exactamente desde fines del siglo XIV a comienzos del XIX, como señalaba Domínguez Ortiz hace ya años. Pero se engañaría quien pensara que todos los conversos eran falsos y, por tanto, judaizantes. Muchos se convirtieron con sinceridad, y si no hubo total claridad en su propia conversión, a la vuelta de dos o tres generaciones sus descendientes ya eran católicos fieles, dejando en algunas ocasiones una huella imborrable en la vida político-cultural española de la Edad Moderna. Las famosas informaciones de Limpieza de Sangre, fueron las responsables del clima de desconfianza latente en la sociedad española de la época, y dificultaron -si no impidieron- que muchas y buenas cabezas contribuyeran al desarrollo social, político, económico y cultural de este país.
Como consecuencia de la Expulsión, surgieron zonas de colonización sefardí en las partes más diversas del Globo, y algunas se convirtieron en focos de civilización hispanojudíos. El período colonial en la historia del hemisferio occidental fue, por lo tanto, en la historia judía, una época de hegemonía sefardí en todo el continente americano, como lo estaba siendo en gran parte de Europa occidental.
En España, como hemos señalado mas arriba, después de varios siglos en que se ignoró el tema de los sefardíes, afloró a la superficie en el siglo XIX cuando se extendió una mayor sensibilidad nacional, introducida por los partidos liberales, así como por algunas personalidades de esa misma tendencia, identificados ambos -partidos y personas concretas- con todo lo que hiciera referencia al hombre y la defensa de sus derechos. Una de estas personalidades fue A. Pulido, quien en 1905 publicó su obra clave, Españoles sin patria y la raza sefardí, un estudio exhaustivo de los sefardíes dispersos por el mundo, confeccionado con la correspondencia que recibió desde diferentes partes de Europa, Asia y África, suscrita por sefardíes admiradores de la campaña que estaba promocionando a favor del acercamiento de España y los sefardíes.
En 1992 se cumplieron quinientos años desde que los Reyes Católicos, persiguiendo la unidad de su pueblo, decidieran erradicar el judaísmo de los territorios hispánicos. Hoy la unidad sigue siendo una gran meta, qué duda cabe, pero ni se entiende por ella uniformidad ni se procura con los mismos medios que entonces. Se han dado muchos pasos en este sentido, y uno de los más recientes y significativos ha sido la concesión del Premio Príncipe de Asturias a la Concordia 1990 a las Comunidades Sefardíes dispersas por todo el mundo, "parte entrañable de la gran familia hispánica, que salieron de la Península Ibérica hace quinientos años con las llaves de sus casas en las manos. Lejos de Su tierra, los sefardíes se convirtieron en una España itinerante, que ha conservado con inigualable celo el legado cultural y lingüístico de sus antepasados. Después de cinco siglos de alejamiento, este Premio quiere contribuir al proceso de concordia ya iniciado, que convoca a esas comunidades al reencuentro con sus orígenes, abriéndoles para siempre las puertas de su antiguo país" (Texto del Premio Príncipe de Asturias a la Concordia, 1990). Este reconocimiento constituyó un brillante prólogo a las conmemoraciones de 1992 y, en definitiva, al futuro de las relaciones Sefarad-Sefardíes, que han de responder siempre a esa identidad de España, vasta y plural, abierta a todos.
Cuando se aproxima un nuevo siglo, que ha de ser necesariamente superador de los antagonismos de nuestro país puede ser sin duda muy enriquecedora.


Los orígenes del odio.

Aparte de los habituales anatemas eclesiásticos oficiales contra el pueblo proclamado como asesino de Cristo, los cristianos medievales de la Península lbérica no fueron antijudíos en razón de creencia o por prurito racial. La mezcla de pueblos era demasiado obvia entre nuestros antepasados. Hubo eso sí, matanzas casi increíbles de judíos, saqueos de juderías y vejaciones y discriminaciones y, sin embargo no había cristiano que hiciera ascos por ponerse en manos de un medico hebreo, ni rey que no atendiera las predicciones astrológicas de un rabino cabalista, ni obispo o canónigo que tuviera reparo alguno en dejarse cortar y coser sotanas y sobrepellices por sastres judíos, ni párroco que necesitase fumigar con sahumerios benditos los cálices o los candelabros de altar labrados por orfebres de la aljama vecina.
Habría que pensar que, al menos en su origen, los odios al pueblo judío formaron parte de lo que podríamos llamar una desviación. Constantemente se daba la circunstancia, a lo largo de toda la Edad Media de que reyes, nobles y jerarcas de la Iglesia recibían de judíos acomodados el dinero que necesitaban bien para campañas militares o para gastos suntuarios. A cambio de ese dinero adelantado aquellos poderosos hebreos compraban el derecho a cobrar sus tributos y con su producto se resarcían -a menudo con ventajas- del capital previamente desembolsado. Pero esa ventaja económica llevaba consigo su parte negativa pues, para buena parte del pueblo, era el judío, y no el rey o el señor o el obispo, el que le cobraba los impuestos el que le estrujaba su escasa economia el que daba la cara y representaba -como hoy lo hace un inspector de Hacienda asalariado- el desagradable oficio del que los poderosos se habían librado tan limpiamente.
Hechos así contribuyeron en buena medida a crear una atmósfera de animadversión hacia el judío, atmósfera en la que ya no se discriminaban razones ni personas y todos, por el hecho de formar parte de la aljama, quedaban incriminados. Era evidente, por otra parte, la manifiesta prosperidad que llegaron a alcanzar numerosas familias judías, muy por encima de la que podían llegar a aspirar los estamentos acomodados de la sociedad cristiana urbana o rural. Según Baer, en la Castilla del siglo XIV, los judíos controlaban los dos tercios de los impuestos indirectos y de los derechos aduaneros tanto interiores como de fronteras y puertos. Y ya anteriormente en 1260 los prohombres de la judería de Monzón obtenían del rey Jaime I autorización para cobrar las deudas que la ciudad tenía contraídas con la Corona. En aquella ocasión, los vecinos cristianos amenazaron con arrasar la aljama hasta sus cimientos si el decreto real no se aplicaba a todo el territorio de la Corona de Aragón, y tuvieron que ser los caballeros del Temple los dueños del castillo defensor de la villa, los encargados de proteger en aquella ocasión a los judíos en peligro. No podía negarse, por supuesto que hubo muchos judíos que ejercieron la usura y que obtuvieron de ella pingües beneficios. Sin embargo, también tendríamos que recordar y no precisamente en su descargo, sino como simple puesta a punto de la ideología medieval que en el siglo XII se pusieron en vigor leyes muy estrictas que prohibian tajantemente el cobro de intereses en casos de préstamos entre cristianos. Lógicamente, tales medidas cortaban de raíz el motivo mismo que generalmente ampara al préstamo y ponían la usura en manos de los judíos, puesto que tampoco los musulmanes mudéjares el otro núcleo de población no cristiana en la España medieval podía ejercerla toda vez que permanecieron siempre en un estado de indigencia que les habría impedido escapar si quiera a su condición de esclavos o de simples siervos campesinos mal asalariados.
Si a esto añadimos que soberanos como Jaime I o FernandoIII llegaron a fijar mediante leyes el tipo de interés que podian tomar los judíos sobre los préstamos que realizaran el veinte por ciento en 1228 según normas de la Corona de Aragón, nos daremos cuenta de que, en buena parte, el ejercicio de la usura era una práctica casi oficialmente fomentada, lo mismo que puede serlo hoy mismo por parte de las entidades bancarias o similares. Dejar caer de modo exclusivo la culpa de la usura sobre los judios era y sigue siendo, por parte de muchos historiadores de prestigio una especie de esquema mental preconcebido que, en buena parte, coincide con el que sirvió y todavía sirve para la manipulación de diversos fenómenos históricos: el mismo esquema que, en su momento, constituyó el caldo de cultivo más inmediato e idóneo para fomentar el deporte de la caza del hebreo, ejercido a la par por el pueblo y por las autoridades eclesiásticas.
Bastaria recordar aparte las grandes matanzas de sobra conocidas, que, en muchas ciudades españolas y en la misma Toledo el Viernes Santo era un dia en el que, tradicionalmente, el pueblo se en tregaba a la diversión de apedrear las calles y las ventanas del barrio judío; que, en 1268, el rey Jaime I de Aragón tuvo que prohibir que esta misma costumbre siguiera ejerciéndose en la ciudad valenciana de Xátiva; que en Gerona, y siempre por esas fechas señaladas de la Semana Santa, los clérigos catedralicios practicaban la costumbre de subirse a las torres del templo, que dominaban el recinto del call y, desde ellas, apedreaban sus casas y a sus gentes, propiciando unas prácticas que, poco después, se convertirian en ejercicio corriente del pueblo y en matanzas que, como las iniciadas en Sevilla en 1391, diezmarian la población israelita de la Peninsula y condicionarian las amenazadoras campañas de conversión masiva llevadas a cabo por todo el ámbito peninsular por el dominico Vicente Ferrer, luego santo, a principios del siglo XV.


Religión y costumbres.

Para un judío, el ritual religioso comienza casi con el nacimiento: a los ocho días el niño es circuncidado según el pacto establecido entre Ha-Shem y Abraham. A los trece años, el muchacho celebra en la sinagoga su Bar-Mitzbá, ceremonia por la que es admitido como miembro de la comunidad con sus derechos y obligaciones. Las niñas celebran una ceremonia a los doce años pero de carácter privado (Bat-Mitzbá).


Otra fiesta religiosa importante es sin duda el matrimonio, que consta de dos partes: el nissím o ceremonia y la Ketubá o contrato.
La sinagoga es el templo judío. Está situada hacia Oriente, hacia Jerusalén, la Ciudad Santa, y en ella tienen lugar las ceremonias religiosas. Las mujeres asisten a los oficios en una tribuna, separadas de los hombres. Aparte de las fiestas, el día sagrado es el sábado. En las ceremonias se lee la Torá y el oficio está dirigido por los rabinos ayudados por el cohen. La sinagoga no es sólo casa de oración, sino también centro de instrucción, ya que en ellas suelen funcionar las escuelas talmúdicas.
La comida judía sigue un complicado ritual basado en la observancia de la Ley. En la Torá se especifica cuáles son los animales puros o impuros, los que no se deben comer, como la liebre o el cerdo. La prohibición de comer sangre obliga a desangrar a los animales en la carnicerías y también está prohibido mezclar la carne con la leche. Para cumplir con estos ritos existen restaurantes y tiendas de alimentación kasher.
Las fiestas tienen gran importancia para los hebreos y conservan una significación religiosa. El Rosh ha Shaná () o día de Año Nuevo, cae en otoño, la sinagoga se viste de blanco y se hace sonar el shofar. Es una fiesta alegre que contrasta con la de Yom Kipur, el día del Perdón. En ella se guarda un ayuno de veinticuatro horas y se pide perdón a D-os y a los hombres por las faltas cometidas.


Otras fiestas menores son las de Shavuot, o Pentecostés, en la que se lee la Torá y se medita la Ley, la de Shukot o Tabernáculos, en la que se conmemora la estancia de los hebreros en el Sinaí y la de Hanuká o de las Luces, que recuerda la purificación del Segundo Templo tras la victoria de los Macabeos. La de Purím o Suertes es una fiesta profana con ambiente festivo y de carnaval.
Pero la fiesta más importante para los judíos es sin duda la de Pesah o Pascua. En ella tiene lugar la celebración del Séder o cena pascual en la que se come el cordero, las hierbas amargas y el pan ácimo. Se recuerda en ella la salida de los hebreos de Egipto mandados por Moisés.
Los sefardíes, descendientes hoy de aquellos judíos expulsados por los Reyes Católicos, conservan como un tesoro su idioma castellano, sus viejas tradiciones y los cantos y bailes transmitidos en la Diáspora. Los viejos romances judeo-españoles, las tradiciones sefardíes, se han visto enriquecidos por las músicas y costumbres de los países que les acogieron. Todo ello forma el sustrato único e irrenunciable de la cultura sefardí.